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Mostrando entradas de julio, 2022

"No tengas miedo de insistir"

 XVII  Domingo Tiempo Ordinario  Ciclo “C” Gn 18, 20-32 Sal 137 Col 2, 12-14 Lc 11, 1-13      Veíamos, el domingo pasado, esa doble actitud del cristiano: por un lado el lado trabajador (Martha) y por otro la escucha del Maestro (María). Inmediatamente después aparece el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar.      La semana pasada, invitaba a reflexionar sobre el aprender a cumplir la Voluntad de Dios. Hoy tenemos un medio para alcanzar dicha tarea: la oración.      Por una parte, tenemos a un Jesucristo que es modelo, motivo para querer orar: “Uno de sus discípulos lo vio y le dijo: Maestro, enséñame a orar”. Algo tuvo que ver en Cristo que lo llevó a pedir esa súplica.  Estoy cien por ciento seguro que Cristo no sólo hacía oración como un hombre, sino que era un hombre de oración. Todo su testimonio de vida nos lleva a querer ser como Él.      Este discípulo quiere aprender a orar, pero: ¿para qué? Pregúntate a ti mismo: si vieras a Jesús orar: ¿tú quisieras orar cómo

"Encontrado por el Amor"

  Santa María Magdalena Fiesta   Ct 3, 1-4a Sal 62 Jn 20, 1. 11-18      Celebramos el día de hoy a Santa María Magdalena, la primera testigo de la Resurrección del Señor. Una mujer pecadora, que constantemente caía en su fragilidad. Fue una persona que buscaba salir de las tinieblas. Pero por ella misma nunca lo logró.       En el libro del Cantar de los Cantares que hemos reflexionado el día de hoy, nos percatamos de una mujer que esta en la búsqueda del amor de su alma. En ese peregrinar, el camino se va haciendo cada vez más largo. Algo parecido le sucedió a María Magdalena: ella buscaba el Amor, pero lo hacía por caminos equivocados. Al final, el Amor terminó encontrándola a ella cuando menos lo esperaba.      Todos queremos encontrar el Amor. Digo, ¿a quién no le gusta sentirse amado por otro? ¿A quién no le gusta saberse amado por Dios? Ciertamente es una tarea muy complicada, la de encontrar el amor, pero más que buscar, debemos de dejarnos encontrar por Él. No tengas

"Regresar al primer amor"

  Jueves de la  XVI semana Tiempo Ordinario Jr 2, 1-3. 7-8. 12-13 Sal 35 Mt 13, 10-17      “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres” (Hb 1, 1). Así es, Dios nos ha hablado de diferentes maneras a lo largo de nuestra vida: por medio de exhortaciones, correcciones fraternas, con signos portentosos, con parábolas, con ejemplos, etc.      El profeta Jeremías, en la primera lectura de este día, describe la relación que se da entre Dios y los hombres: una relación de pareja. Los profetas hablaban en términos de amor humano cuando querían expresar cómo nos ama el Señor. Por ello, Dios será el Novio y el pueblo será la Novia.      Dios encara a su pueblo, lo confronta diciéndole: “antes me amabas más y mejor”. Y es verdad: el pueblo de Israel, una vez sacado de la esclavitud del faraón en Egipto, le era fiel, seguía el camino que le mostraba. Pero cuando entró en Canaán, se dio la infidelidad, la rebeldía, la idolatría: rechazaron a Dios como su Novio

"Familia del Señor"

  Martes de la  XVI semana Tiempo Ordinario Mi 7, 14-15. 18-20 Sal 84 Mt 12, 46-50      Las palabras que nos presenta el día de hoy Miqueas son más esperanzadoras que los días anteriores. Es una mezcla de afirmaciones proféticas y de suplicas ante el Señor que es misericordioso. La confianza del profeta se basa en que Dios sigue siendo fiel a las promesas hechas desde Abraham y en que nuestro Padre no deja de perdonar a su pueblo.      El profeta emplea la imagen del rebaño, que es conducido por el único pastor: Dios. Este es un Dios de misericordia, fiel al juramento hecho a nuestros padres. La misericordia y la fidelidad son, sin duda alguna, rasgos predominantes de Dios.      Estas palabras nos viene bien escucharlas en nuestro tiempo, ya que sabemos de nuestra debilidad y de la grandeza del perdón de Dios. Jamás deberíamos de cansarnos de proclamar la misericordia y bondad de Dios para con todos los pecadores: “Dios nunca se cansa de perdonarnos, somos nosotros los que no

"Señales"

  Lunes de la  XVI semana Tiempo Ordinario Mi 6, 1-4. 6-8 Sal 49 Mt 12, 38-42      Miqueas, en el texto que hoy reflexionamos, nos plantea un tema importante: la necesidad de hacer memoria. Su exhortación es clara: invita al pueblo a recordar cómo la presencia de Dios lo ha acompañado en su camino hacia la tierra prometida.      Tener memoria nos hace tener presente que no hemos partido de la nada, sino que tenemos una identidad, un origen. No somos un pueblo que está vacilando o vagando en el universo. Dios nos ha brindado las coordenadas necesarias para conducir nuestras vidas y darle un sentido pleno.      Así como le sucedió al pueblo tras la represaría que hace el profeta, así nos debe de suceder a nosotros: debemos recobrar nuestro camino hacia Dios. Pero no desde nuestra comodidad o conveniencia, sino desde una escucha verdadera, ya que, una escucha verdadera de Dios nos librará de las concepciones erróneas y aumentará nuestra relación con Él.      El profeta Miqueas

"Elige la mejor parte"

 XVI  Domingo de Tiempo Ordinario Ciclo “C” Gn 18, 1-10a Sal 14 Col 1, 24-28 Lc 10, 38-42      El domingo pasado contemplábamos la presencia de Dios (del Samaritano) que se detiene a ayudarnos (al hombre que cayó medio muerto). Hoy se nos invita a nosotros a contemplar a nuestro Señor, a detenernos ante él.      Encontramos algunas peculiaridades en la primera lectura como en el Evangelio: Dios llega al lugar en dónde estamos (llegó con Abraham y llegó a la casa de sus amigos en Betania). De nuevo es el Señor quien sale al encuentro, invitándonos a nosotros a hacer lo mismo, a encontrarnos con Él.       Aunque en ambas lecturas se nos muestra el servicio a Dios en formas de atenciones domésticas, debemos de percatarnos que debemos de servir a Dios en el cumplimiento de su voluntad. Es estar a sus órdenes, dejar que Él nos diga lo qué hay que hacer. Servir a Dios es complacerlo en todo.       ¿Cómo poder cumple la voluntad de Dios en mi vida? La respuesta la tenemos en los perso

"Misericordia quiero, no sacrificios"

  Viernes de la  XV semana Tiempo Ordinario Is 38, 1-6. 21-22. 7-9 Sal 38 Mt 12, 1-8      Cuando un cristiano ora siempre es escuchado por su Padre. No sabemos si obtendremos lo que en ella pedimos, pero sí estamos seguros de que será escuchada por Dios. Así como le respondió a Ezequías, nos responde a nosotros: “He escuchado tu oración, he visto tus lagrimas… te libraré, te protegeré”.      Jesús fue un hombre de oración: buscaba cualquier momento para estar en dialogo con su Padre: “Se retiró al monte para orar” (Lc 5, 16; Lc 6, 12). Jesucristo siempre nos invitará a estar en constante oración con Dios: a sus Apóstoles les pide orar para no caer en la tentación: “Manténganse despiertos y oren, para no caer en tentación” (Mt 26, 41); a aquellas personas que se encontraban como ovejas sin pastor les dice: “Rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos” (Lc 10, 2); incluso Jesús nos enseña a orar con el Padre nuestro: “Cuando oren, diga…” (Mt 6, 9ss; Lc 11, 2ss

"Vengan a mí"

  Jueves de la  XV semana Tiempo Ordinario Is 26, 7-9. 12. 16-19 Sal 101 Mt 11, 28-30      Dice una canción muy conocida por muchos: “el final se acerca ya”. El pueblo de Israel se aproxima al destierro. Seguramente su destino habría sido diferente si se hubieran mantenido fieles al Señor. Por desgracia, buscaron sus propios caminos y terminaron en la ruina.      ¿Cuántas veces nos hemos parecido al pueblo de Israel? ¿Cuántas veces terminan en fracasos nuestros proyectos? Nos fiamos de nuestras propias fuerzas, confiado en mis técnicas o talentos. Parecería que hemos logrado nuestro cometido, que hemos resuelto nuestros problemas, pero terminamos fallando.      Caigamos en la cuenta de que no solamente son necesarias nuestras fuerzas, no somos nosotros quienes traemos la salvación al mundo, sino Dios. Él es el único que puede coronar nuestros esfuerzos, dedicaciones, esmeros; Él es quien puede convertir nuestro corazón de piedra, en uno de carne; solo Dios puede hacer lo impo

"Hay que ser sencillos de corazón"

  Miércoles de la  XV semana Tiempo Ordinario Is 10, 5-7. 13-16 Sal 93 Mt 11, 25-27      Uno de los aspectos básicos en la misión de los profetas es mostrarle al pueblo que Dios es quien conduce la historia de la humanidad y no los que parecen ser los protagonistas.      Isaías pronunció varios oráculos contra naciones paganas. Hoy hemos visto un ejemplo: estas palabras van dirigidas al asirio Senaquerib, el cual pensaba que con sus ejércitos había llegado a ser todo poderoso. Pero Dios le tenía preparada una buena humillación.      La idea fundamental del texto es que Dios se sirve de personajes extranjeros para purificar a su pueblo, haciéndolo madurar: hoy utiliza a Asiria y sus ejércitos para ser la vara de castigo contra su pueblo. Más tarde se va a servir de Ciro para facilitar volver del destierro a Israel.      Nos queda claro que es evidente como Dios saca bien de lo malo. Como a través de los acontecimientos de la historia, purifica a su pueblo y le ayuda a retoma

"Confía en Dios"

  Martes de la  XV semana Tiempo Ordinario Is 7, 1-9 Sal 47 Mt 11, 20-24      En la vida nos iría mucho mejor si confiáramos más en Dios. Al pasar de los años, la persona humana puede depositar totalmente su confianza en el Señor y ver su mano prodigiosa obrar en sus proyectos; sucede también de manera contraria: puede ser que el corazón del hombre se vaya apartando de Dios, causando ruinas o vacíos existenciales.      El Señor, por medio de Isaías, quiere darle paz a Ajab, cuyo reino esta siendo atacado por pueblos circunvecinos. Hace la invitación al rey a tener un acto de fe, a confiar en la existencia divina. Dios se encuentra en todas partes, incluso en medio de los desafíos y de las catástrofes. Es necesario tener fe pese a las condiciones que se den: en las pruebas, en los fracasos, en los temores, etc. Esa fe es la que nos da el apoyo y aliento para dejarnos encontrar por Dios.      En medio de las adversidades que se nos presentan, debemos acoger las palabras del pro

"Un mensaje molesto"

  Lunes de la  XV semana Tiempo Ordinario Is 1, 10-17 Sal 49 Mt 10, 34- 11, 1      Isaías se convierte en un portavoz del Señor, el cual les echa en cara sus infidelidades. Recordemos que Dios es como un padre: nos muestra su amor y ternura, pero también nos corrige y llama la atención cuando no estamos cumpliendo con lo que nos toca.      El Señor no está conforme con el culto ofrecido por el pueblo: “estoy harto de los sacrificios y holocaustos vacíos”. Parece una crítica muy feroz a su manera de celebrar la liturgia, puesto que sólo se basaba en ritualísmos o cuadraturas. Pero no es así: lo que Él rechaza es las celebraciones protocolarias y sin sentido, un culto hecho de dientes para afuera, un corazón vacío al realizar su ofrenda.      Por esa razón, Dios nos ofrece un remedio claro: “purifíquense, aparten de mí sus malas acciones, dejen de obrar el mal, busquen la justicia, defiendan al oprimido, sean abogado del huérfano, defiendan a la viuda”. Una vez más, el Señor se

"Ama y haz lo que quieras"

 XV  Domingo de Tiempo Ordinario  Ciclo “C” Dt 30, 10-14 Sal 68 Col 1, 15-20 Lc 10, 25-37      El mandamiento del amor es el principal que Dios nos ha dejado, puesto que Él mismo es el Amor. Por ende, todo hombre está llamado a la caridad, no tanto hacer caridad, sino a ser caridad-Amor.      El amor es una virtud infundida por Dios, por ende, no somos nosotros los que amamos por nuestra propia cuenta, es Dios el que hace que sintiendo su amor, amemos a los demás. Así es como nosotros podemos "amar con todo el corazón, con toda el alma, con todas nuestras fuerzas, con todo el ser".       El amar, no supera nuestras fuerzas, como dice la primera lectura, mucho menos está fuera de nuestro alcance, sino todo lo contrario: esta muy cerca de nosotros.       Cuando uno ama, puede llevar a buen término todo lo que Dios le pide en los mandamientos. Por eso, reunimos como Iglesia, "el principal mandamiento de Dios es amarlo a Él con todo el ser y el segundo amar al prójim

"No temas: yo estoy contigo"

  Sábado de la  XIV semana Tiempo Ordinario Is 6, 1-8 Sal 92 Mt 10, 24-33      Isaías era un joven que fue llamado por Dios para ser su portavoz en medio del pueblo de Jerusalén alrededor del año 740 a. C. Dios confía en él, no duda en llamarle. Por ello, el profeta va a responder: “Aquí estoy; envíame a mí”.       Una vez más nos queda claro que la iniciativa del llamado viene de parte de Dios. Es su amor el que pone en marcha la dinámica de la vocación: al sacerdocio, al matrimonio, a una vida consagrada, al servicio de la Iglesia.      Dios es todopoderoso, es cercano a su pueblo. Él quiere comunicar su vida a todos. Por ello se sirve de colaboradores, de testigo dispuestos a contribuir en su obra salvadora. Confiemos que encuentre en nosotros una disponibilidad generosa que nos lleve a decirle: “aquí estoy”.      Ahora bien, en la misión que Dios nos quiere fiar, se nos invita a confiar en Él, a no tener miedo. Esa frase se repite mucho en el Evangelio: “No tengan miedo