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Mostrando entradas de octubre, 2020

Llamados a la humildad

  Sábado de la  XXX semana Tiempo Ordinario Flp 1, 18-26 Sal 41 Lc 14, 1. 7-11      Pablo, al escribir esta carta, se encontraba prisionero. No sabe cómo terminará: incluso es consciente de que puede morir. Aún con esta posibilidad latente, nos muestra toda la disposición que tiene por llevar a cabo su misión: él quiere colaborar hasta el último momento en la predicación de la Buena Nueva.      Al Apóstol no le importa mucho lo que pueda venir, con tal de anunciar a Cristo resucitado. Eso para él es la mayor alegría: tanto si vive o muere, “Cristo será glorificado en su cuerpo, sea por su vida o por su muerte”.      Es admirable y sorprendente la convicción de este gran hombre y predicador: toda su vida está absolutamente orientada a dar a conocer a Cristo Jesús. Esto nos debe de interpelarnos a todos: ¿estamos dispuestos a vivir o morir por el bien de los demás? ¿Tenemos plena disposición para llevar a cabo nuestra misión aceptando con gozo las consecuencias que esto pueda t

Gracias

  Viernes de la  XXX semana Tiempo Ordinario Flp 1, 1-11 Sal 110 Lc 14, 1-6      En mis primeros años de sacerdocio, me he percatado que mucha gente agradece lo que hago por ellos: las direcciones espirituales realizadas, las confesiones ofrecidas, las Eucaristías celebradas en diferentes momentos como pueden ser matrimonios, aniversarios o exequias. Generalmente es la comunidad la que agradece al sacerdote.      También es bueno que nosotros, como sacerdotes, reconozcamos los méritos de la comunidad, todo lo que hacen por nosotros y su amada Iglesia. Es precioso que podamos ver en ella sus valores, las virtudes que poseen, todo el amor con el cual sirven a su amada Iglesia.      Nos hace bien que, el encargado de algún grupo (de algún ministerio, grupo parroquial, movimiento, familia, comunidad, etc.) le dé las gracias a Dios por aquellas personas que están bajo su guía, aquellas que han colaborado con entrega y generosidad a darle un mejor rumbo a la Iglesia. Debemos de agr

Armarnos con el Señor

  Jueves de la  XXX semana Tiempo Ordinario Ef 6, 10-20 Sal 143 Lc 13, 31-35      Cuando contemplamos la obra de la creación, incluyendo en ella al ser humano, no podemos dejar de pensar en aquellas palabras que emplea el autor sagrado en el libro del Génesis: “Vio Dios que era bueno” (Gn 1, 31).      Es de esta manera en que podemos contemplar el gran amor de Dios y cómo se expande en toda la obra de su creación: ese amor se manifiesta en todo lo que lleva su huella, pero más palpablemente se muestra en el hombre, que ha sido hecho a su imagen y semejanza. Sin embargo, el hombre es consciente de que en su vida existen muchas zonas de sombra, de oscuridad, de tentaciones. En nuestra vida, vamos percibiendo la existencia del mal a nuestro alrededor.      Por ello, San Pablo, en la primera lectura que hoy hemos reflexionado, nos hace la atenta invitación a resistir al mal. Y vaya manera en qué lo hace, empleando un lenguaje militar. Compara la vida como un combate que se da ent

Llamados

  San Simón y San Judas Tadeo, Fiesta  Ef 2, 19-22 Sal 18 Lc 6, 12-19      Hoy celebramos la fiesta de dos Apóstoles: Simón, el Cananeo, y Judas Tadeo. Los Evangelios siempre los colocan juntos en la lista de Apóstoles, pero no hacen mucha referencia a ellos, aunque el Nuevo Testamento le atribuye una carta católica a San Judas Tadeo.       Simón recibe por sobrenombre “Cananeo” o “Zelota”, que significa “ser celoso, apasionado”, pudiendo se aplicable tanto a Dios, en cuanto es celoso por cuidar de su pueblo elegido, como a los hombres que tienen un celo ardiente por servirlo toda su vida.      Es por esta razón que se puede considerar a Simón parte de un grupo nacionalista llamado “los zelotas”, el cual se distingue por su celo ardiente por la identidad judía, por Dios y por la Ley divina. Esto es importante saberlo, porque nos dice mucho: Jesús llama a sus colaboradores más cercaos de diversos estatus sociales o religiosos, sin hacer exclusiones, ya que Él se fija en la per

Amar sin medida

  Martes de la  XXX semana Tiempo Ordinario Ef 5, 21-33 Sal 127 Lc 13, 18-21      San Pablo continúa exhortando a la comunidad de Éfeso, haciéndoles algunas recomendaciones para que vivan más plenamente conforme la doctrina de la fe cristiana. Esta vez dirige su mirada en la relación que existe entre el marido y mujer.      Primero que nada, no saquemos de contexto esta perícopa: muchos pueden aprovechar este texto para sacar provecho. ¿A qué me refiero con esto? Quieren mostrar lo machista y despreciable que era Pablo, al someter a la mujer a su marido. No olvidemos que un texto, sin su contexto, solo nos sirve para poner pretextos.       El contexto de la carta se sitúa en una sociedad patriarcal, donde la mujer no era considerada importante, sino que se adjudicaba como una propiedad de su marido. Por esa razón, San Pablo salta a la defensa de la mujer (y no solo de la mujer, sino de todos aquellos que están siendo sometidos a la esclavitud, a la tiranía, a la denigración p

Jesús nos quiere libres

  Lunes de la  XXX semana Tiempo Ordinario Ef 4, 32-5, 8 Sal 1 Lc 13, 10-17      Todos los que tenemos nuestra esperanza en Cristo, sabemos que algún día lograremos alcanzar la plenitud de la vida, la cual no podemos poseer en este mundo. Sabemos perfectamente de nuestras fragilidades. Sin embargo, Dios jamás nos abandonará, sino que Él sigue obrando en nosotros por medio del Espíritu Santo que hemos recibido.      Es por medio del Espíritu Santo, que ya no contemplamos a Dios como sus súbditos, sino que lo vemos como Padre y Él nos ve como hijos. Es el mismo Espíritu el que nos lleva a vivir confiadamente entregados a Dios y a actuar bajo su inspiración, cumpliendo en todo su voluntad.      Es por esta razón que estamos seguros de que, por medio del Espíritu Santo, podemos combatir y luchar contra las tentaciones de esta vida, ya que, si no nos dejamos dominar por el pecado, nuestro destino no será la muerte, sino que seremos herederos del Reino de los Cielos.      Por est

Amar a Dios y al prójimo

  Domingo XXXTiempo Ordinario Ciclo “A” Ex 22, 20-26 Sal 17 I Tes 1, 5-10 Mt 22, 34-40      Hoy la liturgia de la palabra nos habla sobre el amor. El amor en dos dimensiones: amar a Dios y amar al prójimo. Son en estos dos mandamientos que se encierra la voluntad de Dios, donde se centra la importancia de sus mandamientos. El amor con Dios se va dando de una manera vertical, mientras que nuestro amor con el prójimo se da en un sentido horizontal, de tal manera que se va formando una cruz, en donde uno y otro son indispensables: no se puede separar el amor a Dios y el amor al prójimo.      Amar a Dios equivaldría a complacerlo. Amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas, con toda el alma, con todo el ser, es tratar de agradarlo en todo, cumpliendo en nosotros su voluntad, cumplir los mandamientos, acogiendo su Palabra. Es amarlo primero a Él antes que cualquier cosa.      Amar a Dios es servirlo en todo momento, tal como nos lo plantea San Pablo en la Segunda Lect

A imagen del Buen Pastor

  San Rafael Guízar y Valencia, Fiesta Is 61, 1-3 Sal 22 Jn  10, 11-16      Hoy celebramos la fiesta de San Rafael Guízar y Valencia, obispo y patrono de los obispos mexicanos. Por ello, la liturgia de la palabra nos presenta el pasaje del Buen Pastor, una imagen de Jesucristo que siempre inspiró a Don Rafael.      Jesús se nos presenta como el Buen Pastor. Es Él quien guía y congrega a sus ovejas, incluso hasta ofrece su vida por su salvación; también añade que el que no entrega su vida por ellas, no es un pastor, sino un asalariado.      Jesús, para indicar el peligro y riesgo que aceña a las ovejas, utiliza la imagen del lobo, el cual se arroja sobre ellas y las dispersa. Si reflexionamos bien en este campo, nos damos cuenta de que, tanto el lobo como el asalariado, solo buscan su provecho, su propia satisfacción y no la de las ovejas. San Rafael tenía bien presente que su primordial tarea era cuidar del pueblo que se le había encomendado.      “Yo soy el Buen Pastor. El

Los signos de Dios

  Viernes de la  XXIX semana Tiempo Ordinario Ef 4, 1-6 Sal 23 Lc 12, 54-59      San Pablo nos exhorta, igual que a la comunidad de Éfeso, a “llevar una vida digna conforme el llamamiento que hemos recibido”. De muchas maneras podemos ir descubriendo cuál es nuestra vocación como seguidores del Maestro.      Es cierto que “no somos monedita de oro para caerle bien a todos”: aún si somos buenos cristianos, muchas veces nuestro carácter o nuestra manera de ser no simpatiza con la de los hermanos o viceversa, la manera de ser de los otros no nos agrada del todo.      Por esta razón, el Apóstol nos invita a ser comprensivos, es decir, a empatizar con el otro, a ponernos en sus zapatos, a tratar de entender al prójimo: probablemente mi hermano no ha tenido un buen día, tal vez las cosas no están saliendo como él esperaba. Antes de hacer un juicio temerario sobre el hermano, primero debemos de ser comprensivos. Por otro lado, también se nos invita a soportarnos: no como una persona

La opción por Cristo

  Jueves de la  XXIX semana Tiempo Ordinario Ef 3, 14-21 Sal 32 Lc 12, 49-53      El Evangelio que hemos reflexionado este día, puede ponernos en crisis o dudas sobre el hablar de Jesús. Por ello, es necesario explicarla, porque de otra manera, puede llegar a crear varios malentendidos entre los fieles de la Iglesia.      Jesús dice a sus discípulos: “¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división”. ¿Qué significa esto? Significa que la fe no es solo una decoración que habita en el creyente, algún accesorio que puede ponerse o quitar.      La fe nos debe conducir a elegir a Dios como el criterio y centro de mi vida: Dios no es neutro o cambiable a mi situación personal o a mi estado de ánimo. Una vez que Jesús ha venido al mundo, no podemos seguir viviendo u obrando como si no conociéramos al Padre; como si fuéramos una persona vacía o indiferente.      Sabemos que Dios no tiene un rostro concreto o un nom

Vigilantes

  Miércoles de la  XXIX semana Tiempo Ordinario Ef 3, 2-12 Is 12 Lc 12, 39-48      Cuando nos ocurre algo extraordinario se lo queremos contar a todo mundo, queremos hacer extensiva aquel acontecimiento que nos sucedió. Eso mismo le pasó a San Pablo, el cual, quiere comunicar su experiencia de Dios y cómo ha ido accediendo a su gracia, por medio de la revelación divina.      Dios no es exclusivo de algún pueblo, ni es propiedad de alguna sola nación. Es por esa razón que San Pablo hace extensivo el mensaje del Evangelio, llevándolo hacia la universalidad de los pueblos.      De esta manera, por medio del dinamismo del Apóstol, el Espíritu Santo abre el camino de la revelación a todas las naciones, para que ellas puedan conocerla, la adoren y puedan, así, amarla. La revelación no pertenece al pasado; su dinamismo de gracia la actualiza, indicándonos que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, y que la promesa ofrecida por Dios sigue vigente.      Al igual que San Pablo,

Derrumbar los muros

  Martes de la  XXIX semana Tiempo Ordinario Ef 2, 12-22 Sal 84 Lc 12, 35-38      Muchas veces hemos caído en el error de catalogar o etiquetar a alguna persona por su procedencia. Por ejemplo, los judíos consideraban como paganos a todos aquellos que no pertenecían a su clan y, por ende, ellos estaban excluidos de la salvación de Dios. Desgraciadamente la primera comunidad cristiana adaptó esta idea.      Es por esta razón que San Pablo les escribe a los miembros de la comunidad de Éfeso. Primero que nada, es una invitación a salir de su “elitismo”. No falta en nuestro tiempo, en nuestras parroquias, quienes piensan que sólo los miembros de algún ministerio o grupo están viviendo auténticamente el cristianismo y que, por lo tanto, son los único que accederán a la salvación.      Con esta mentalidad y actitud lo único que se está logrando es hacer infructuosa la acción del Espíritu Santo, el cual, actúa en todos empujando a la Iglesia hacia una santidad de vida. Cada espiritu