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Mostrando entradas de junio, 2022

"Ánimo: el Señor cura tus heridas"

  Jueves de la  XIII semana Tiempo Ordinario Am 7, 10-17 Sal 18 Mt 9, 1-8      Dios se vale de muchos medios para llevar su palabra a todo el pueblo. Ahora, el Señor se ha fijado en un hombre, que no era profeta, sino un pastor, un cultivador de higos. En primer lugar, nos debe de quedar muy claro que Dios no llama a gente capacitada, sino que capacita a todo aquel al que llama; lo va iluminando e instruyendo por medio de su Espíritu Santo.       Amós comienza a ser perseguido por este rey y sacerdote del templo por que les resulta incomodo el mensaje del profeta. Muchas veces nos encontraremos en estas circunstancias: al predicar el Evangelio de Dios, muchos nos pedirán que nos retiremos, que lo hagamos en el lugar al que pertenecemos, etc.      Ahora bien, nos debe de quedar bien en claro que nosotros no anunciamos la Buena Nueva por interés, como una forma de ganarnos la vida. Más bien, vamos enseñando el mensaje de Dios porque Él nos ha llamado.      Es cierto que, si e

"Después de Cristo ya nada es igual"

  San Pedro y San Pablo Solemnidad Hch 12, 1-11 Sal 33 II Tim 4, 6-8. 17-18 Mt 16, 13-19      Al celebrar esta solemnidad de los apóstoles San Pedro y san Pablo, columnas de la Iglesia. podemos fijar nuestra mirada en la fidelidad a Jesucristo. Ellos entregaron su vida a la misión que Jesús les había confiado: predicar el Evangelio por todas partes. Aunque los dos tenían diferentes caracteres, los dos buscaron identificarse con el Señor.      Estos Apóstoles, habiendo conocido y experimentado el inalcanzable poder y majestuosidad del Maestro, se mantienen firmes al Señor, se abandonan a sus palabras, puesto que saben quién es Jesús: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida Eterna” (Jn 6, 68).      Cuando parece que se ha perdido el sentido de los milagros, cuando se ha negado al Maestros, cuando huye y dejan a Jesús sólo en su Crucifixión, cuando no es escuchado en el Areópago, cuando les esperan cárceles y tribulaciones, estos Apóstoles confían en el Señor. Las p

"Sálvame, Señor"

 Martes de la  XIII semana Tiempo Ordinario Am 3, 1-8: 4, 11-12 Sal 5 Mt 8, 23-27      En nuestro tiempo, se nos puede reprochar la manera en cómo vivimos, así como Amós le echa encima sus infidelidades al pueblo de Israel. Ciertamente que los israelitas eran duros y no querían convertirse al Señor, incluso al ver la suerte que sufrieron Sodoma y Gomorra.       Dios nos habla de muchas maneras, ya que quiere que volvamos nuestra mirada a Él, que nuestro corazón esté siempre inclinado a cumplir su voluntad. ¿No tendremos que escuchar los avisos y advertencia que Dios nos hace por medio de diferentes personas? El mismo profeta se lo dice al pueblo de Israel: “prepárate para encontrarte con tu Dios”.      ¡Cuántas voces llegamos a escuchar día a día! Dios nos sigue llamando por medio de su palabra; sigue ejerciendo su misericordia a quien más lo necesita. ¿Si prestamos oídos a la voz de Dios? ¿Confiamos completamente en el Señor?      Confiar en el Señor no es tarea fácil. Hoy

"¿Valoras lo que tienes?"

  Martes de la  XII semana Tiempo Ordinario II Re 19, 9-11. 14-21. 31-35. 36 Sal 47 Mt 7, 6. 12-14      El Señor siempre buscará la manera de instruirnos por el buen camino, ya que su deseo es que todos los hombres se salven y lleguen a la plenitud de la verdad (cfr. I Tm 2, 4). Por ello, Jesús nos sigue recomendando acciones concretas para llevarlas a la práctica y alcanzar la salvación.      Hoy, más que nunca, muchos católicos se han alejado de la Eucaristía y de la vivencia de los Sacramentos. Muchas personas desconocen los grandes tesoros que Jesús nos ha dejado. Por eso, se nos invita a “no echar las perlas a los cerdos o lo santo a los perros”.       ¿Qué quiere decir esto? Muchos creyentes no valoran lo que tienen a su alcance, no le dan el lugar que le corresponden a los Sacramentos: los bautizos se convertían en una competencia para ver quien llevaba la mejor vestimenta; en las Bodas se observaba una gran inversión económica, pero los invitados no participaban activ

"¿Por qué vives juzgando a los demás?"

  Lunes de la  XII semana Tiempo Ordinario II Re 17, 5-8. 13-15. 18 Sal 59 Mt 7, 1-5      Nos seguimos situando en el contexto del Sermón de la montaña. Jesús continúa dando varias recomendaciones a sus discípulos. Hoy nos dice que no debemos de juzgar al hermano.      En la vida del hombre, por desgracia, es muy cotidiano encontrar a personas que hablan de los demás, que juzgan su manera de vivir, de pensar, de ser. Nos situamos-ponemos en un lugar que no nos corresponde: nos hacemos jueces del prójimo.       Los defectos que hay en nosotros nos cuesta trabajo poder verlos, pero no se nos dificulta nada ver las imperfecciones del otro, aún siendo estas diminutas. Es por eso que Jesús nos llama “hipócritas”. De nada nos sirve ver las carencias de los que nos rodean, si no somos conscientes de lo que estamos haciendo mal. Nos estaríamos comportando como aquel fariseo que se presento ante Dios diciendo todo lo que no era (comparándose con el publicano), pero no bajó justificado

"¿Tienes recta intención?"

  Miércoles de la  XI semana Tiempo Ordinario II Re 2, 1. 6-14 Sal 30 Mt 6, 1-6. 16-18      El cristiano está llamado a una misión, la cual nos ha sido confiada por el Señor y, como hombres de fe, tenemos que llevarla a cabo. Como bautizados, tenemos que mostrarle al mundo lo que nuestro Dios nos ha confiado. Y ¿cómo podemos llevar a cabo esta encomienda dada por Dios? La respuesta la encontramos en el Evangelio: limosna, oración y ayuno. Estas obras de piedad que nos ha confiado el Señor, hechas con fe y amor, nos darán fuerzas para cumplir con aquello que se nos ha confiado.      Ahora bien, aunque sabemos que esas practicas de piedad nos ayudan a cumplir con nuestra misión, debemos tener muy en claro que no lo hacemos para ser gratos a los ojos de los hombres, sino para agradar a Dios: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario no tendrán recompensa con su Padre celestial”.      El mismo Jesús nos hace perc

"Dios es perdón y amor"

  Martes de la  XI semana Tiempo Ordinario I Re 21, 17-29 Sal 50 Mt 5, 43-48      Si algo aborrece el Señor en la vida del hombre, es el pecado, puesto que Él sabe que destruye su vida, nos aleja del amor del Padre y nos hace perder la relación fraterna con el prójimo, convirtiéndolo en enemigo.       Ahora, este mal no puede ser superado sólo por la voluntad humana, sino que necesita de Dios. Por ello no dudó en enviar a su propio Hijo a morir por nosotros y otorgarnos así el perdón de los pecados y poder acceder a la Vida Eterna.      A pesar de lo débil que podamos ser, de lo vulnerables que somos ante el pecado, volvamos siempre al Señor con un corazón contrito y humillado, puesto que sabemos que Dios nunca rechaza un corazón así. Cuando nos presentamos con pleno arrepentimiento ante Dios, Él nos perdonará, nos dará la gracia que hemos perdido y nos conducirá de nuevo por el camino de salvación.      Dios, al ver la actitud del Rey Ajab, no dudo en perdonarlo puesto que

"No a la violencia"

  Lunes de la  XI semana Tiempo Ordinario I Re 21, 1-16 Sal 15 Mt 5, 38-42      Los cristianos no hemos comprendido el Evangelio en todo su esplendor; no hemos entendido la profunda convicción de Jesús de que sólo la no violencia puede salvar a la humanidad.       Gandhi, después de leer el Evangelio, dijo: “Leyendo toda la historia de esta vida… me parece que el cristianismo está todavía por realizar… Mientras no hayamos arrancado la raíz de la violencia de la civilización, Cristo no ha nacido todavía”. Son fuertes sus palabras, pero nada fuera de la realidad.       Toda la vida de Jesucristo ha sido una llamada a resolver los problemas de la humanidad por caminos de paz, no de violencia. La violencia jamás va a construir, sino que destruye: pretende resolver la problemática con el enemigo, pero lo único que hace es crear una reacción en cadena que no tiene fin; “ojo por ojo, diente por diente”.      Tenemos que comprender que Jesús quiere hacer violencia a la violencia. E

"Un Dios de amor"

  Domingo de la Santísima Trinidad Pro 8, 2231 Sal 8 Rm 5, 1-5 Jn 16, 12-15      Este domingo celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad, el más grande de los misterios de nuestra fe, incansable al entendimiento de los hombres. Pero no por ello es incognoscible.       En el evangelio de San Juan se nos muestra el misterio del amor de Dios Trino hacia el mundo, a su creación. En ese dialogo que tiene con Nicodemo, Jesús se presenta como Aquel que llevará a cabo el plan de salvación del Padre. Nos dice: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único".      Dios creó el mundo y lo hizo bueno, hermoso. Por desgracia, el pecado en el mundo ha corrompido al hombre. Es cierto, es una realidad: todos somos pecadores. Es por esta razón que Dios interviene de nuevo en el mundo, no para juzgarlo, destruirlo o castigarlo, sino para salvarlo, para liberarlo de la esclavitud del pecado.      Dios nos ama, a pesar de nuestro ser pecador. Incluso cuando cometemos errores

"La sencillez de Dios"

  Viernes de la  X semana tiempo ordinario I Re 19, 9. 11-16 Sal 26 Mt 5, 27-32      El ser humano, por naturaleza, tiene un deseo profundo por lo trascendental, por lo divino, por aquello que está más allá de su intelecto. Pero no sólo tiene ese anhelo de encontrarse con lo supremo, sino que busca constantemente encontrarse con aquello que tanto desea.      El día de hoy se nos presenta un ejemplo de esto: Elías. Él era un hombre de bien, humilde, sencillo. Este profeta siempre tuvo apertura por y para conocer a Dios. Frecuentemente el Señor le encomendaba el cuidado de su pueblo con advertencias, otras veces se hacía presente por hechos extraordinarios y en ocasiones se encontraba en plena disposición para estar con Él en la soledad.      Todo creyente constantemente quisiera sentir la presencia de Dios en su vida, como le sucedió a Elías. Por desgracia queremos que sea de una manera desorbitante, extraordinaria, magnánima. Nos encontramos tan encerrados en un mundo tan lle

"Tú eres sacerdote para siempre"

  Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote Fiesta Heb 10, 12-23 Sal 39 Lc 22, 14-20      El anhelo más grande en el corazón del hombre tiene que ser el estar eternamente con Dios. El mismo San Agustín lo decía: “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que repose en ti”. Pero ¿cómo podemos llegar a tan sublime lugar si nuestro corazón está manchado por el pecado? Por medio del Santo Sacrificio de Cristo hemos sido santificados, de tal modo, nuestros pecados son perdonados y así alcancemos el poder participar de la ciudad celeste.      Todos los que por medio de la fe aceptamos a Cristo y su plan de salvación, participamos ya desde ahora de la vida que Él nos ofrece, llegando a su plenitud cuando estemos juntos en el cielo. Por ello, debemos de aprovechar la gracia que hoy Dios nos ofrece por medio de la Eucaristía. Acojamos a Cristo para que Él perdono nuestros pecados y nos conceda la vida eterna.       Por el bautizo, todos hemos sido incorporados a la

"Amor por la Ley"

  Miércoles de la  X semana tiempo ordinario I Re 18, 20-39 Sal 15 Mt 5, 17-19      En la actualidad, hay carencias en diferentes planos que afectan a la humanidad: hay pobreza, perdida de valores, personas muriendo de hambre, una juventud desorientada sobre lo que es esencial en la vida, cristianos comprometidos a dar razón de su fe, entre muchos aspectos más.       Ante este torbellino de inestabilidad en la persona, surgen muchos hombres que son capaces de engañar al hombre con manipulaciones, engaños, falsas verdades, ofrecen la solución a los problemas, ocasionando agravar la situación de aquella persona.      Igual que en tiempos del rey Ajab, la pregunta que ha hecho Elías a Israel cabe para nosotros: “¿Hasta cuándo vas a andar indecisos? Si el Señor es el verdadero Dios, síganlo”. Esta invitación de Dios sigue estando vigente en nuestro tiempo. El Señor nos invita a convertirnos en una comunidad de vida, proclamando su Nombre desde la experiencia personal que tengamos

"¿Somos luz y sal del mundo?"

  Martes de la  X semana tiempo ordinario I Re 17, 7-16 Sal 4 Mt 5, 13-16      Sin duda alguna Dios es maravilloso y todas sus palabras tienen relevancia en nosotros. Cristo tenía razón cuando dijo: “Estamos en el mundo, pero no somos del mundo”. Y basta con ver a nuestro alrededor para ver como se encuentra el mundo:      El mundo está intoxicado de materialismo y está insípido de espiritualidad.  Está intoxicado de valores equivocados y está insípido de valores eternos. Está intoxicado de conocimientos humanos y está insípido de Sabiduría Divina.  Por eso es que Jesús nos dice que debemos ser sal, para dar al mundo que nos rodea ese sabor que Dios quiere que tenga y ser luz para iluminar a todos con el buen ejemplo de vida.       La sal da sabor y evita la corrupción. El cristiano está destinado a procurar que el ambiente en el que se vive, no se corrompa. Para ello tiene que deslumbrar siempre desde su estilo de vida, el buen ejemplo, las buenas palabras.       Nosotros

"María, Madre de la Iglesia

  Santa María Virgen,  Madre de la Iglesia Memoria Hch 1, 12-14 Sal 86 Jn 19, 25-34      Hoy celebramos la memoria de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Esta memoria nos recuerda que la maternidad divina de María se extiende a todos los hombres y a toda la Iglesia por voluntad de Jesús mismo:      “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él".      En este pasaje del Evangelio podemos justificar el titulo dado a María, como Madre de la Iglesia, ya que todos los bautizados podemos ser representados en la figura del discípulo amado, a quien el mismo Jesús le ha confiado a María Santísima como su madre.      Esta devoción mariana no simplemente es rezarle a la Virgen por reza