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Mostrando entradas de diciembre, 2021

"Sagrada Familia de Nazaret"

  La Sagrada Familia de Jesús, María y José I S 1, 20-22. 24-28 Sal 83 I Jn 3, 1-2. 21-24 Lc 2, 41-52      Este domingo, el último del año, la Iglesia nos ofrece celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, compuesta por Jesús, María y José.      Ciertamente que en ninguna de las lecturas del día de hoy encontramos un discurso sobre la familia, sino que nos presenta acontecimientos de esta que vale mucho más que las palabras (como Dios se apiada de Ana y le concede tener un hijo; como María y José pasan una situación complicada al no encontrar a su hijo).      En un primer momento tenemos que Dios, siendo un ser en relación, quiso nacer y crecer en una familia humana. Es de ese modo que Él la consagró, la instituye como el camino perfecto y ordinario para manifestar su amor por los hombres.      Durante su vida en este mundo, Jesús honró, respetó y obedeció a la Virgen María y al justo San José, permaneciendo sometido a su autoridad durante todo el tiempo de su inf

"Nos ha nacido el Salvador"

  La Natividad del Señor (Misa de la Noche)  Is 9, 1-3. 5-6 Sal 95 Tt 2, 11-4 Lc 2, 1-14      “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”. Aquella promesa hecha por el profeta Isaías al pueblo de Israel, de la cual no se tenía con certeza cuando llegaría, el Ángel la comunica a los pastores como algo ya presente: “Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido el Salvador: el Mesías, el Señor”.      El Señor se hace presente desde ese momento en la historia de la humanidad. Dios se hace realmente un “Dios-con-nosotros”. Ya no lo contemplamos como un Dios lejano, del cual tenemos alguna concepción utópica o alguna idea abstracta sobre Él. Dios ha entrado en este mundo y está a nuestro lado, como lo dijo el mismo Cristo Resucitado: “Sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).      Lo que el Ángel anunció a los pastores, Dios nos lo vuelve a decir ahora a nosotros por medio del Evangelio. Por ello, esta noticia no puede dejarnos indiferen

"No soy yo, eres Tú"

  Tiempo de Adviento: 24 de Diciembre  (ferias mayores) II S 7, 1-5. 8-12. 14. 16 Sal 88 Lc 1, 67-79      Hemos llegado al final del Adviento (litúrgicamente hablando). Nos encontramos en las vísperas de celebrar la Natividad del Señor y su Palabra, que resuena en toda la Iglesia, actualizan las profecías mesiánicas, invitando a todo cristiano a alabar y dar gracias a Dios por “haber puesto su morada entre nosotros” (cfr. Jn 1, 14) y así haber derramado su bendición sobre todos aquellos que yacían en las tinieblas.      Llegado a este día, hemos de preguntarnos: ¿cómo vivimos este día? ¿Cómo nos preparamos para celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios? ¿Nuestro corazón está preparado para encarnarlo en sí mismo? ¿Valió la pena vivir todo este tiempo de preparación para este momento?      La venida histórica del Mesías nos confirma el gran amor de Dios y como ha elegido establecer su casa entre nosotros por medio de Jesucristo. Él mora con su pueblo, no de modo pasajero o supe

"¿Dios-con-nosotros? ¡Nosotros con Dios!"

  Tiempo de Adviento: 23 de Diciembre  (ferias mayores) Ml 3, 1-4. 23-24 Sal 24 Lc 1, 57-66      No olvidemos que la misión de un profeta es comunicar al pueblo el mensaje que Dios les ha hecho. Por ese motivo, el profeta Malaquías, en el siglo V antes de Cristo, se dirige a la comunidad, invitándolos a una restauración política y religiosa, ya que están cayendo en muchos abusos. El profeta los invita a reconciliarse con Dios.     El  Señor nunca abandona a su pueblo y, es por eso, que anuncia reformas en esta estructura. Para eso, envió a un mensajero que prepare el camino. La misión de aquel hombre será que los hombres se “conviertan de todo corazón”.      Por esa razón, el evangelista San Lucas nos ayuda a darle más suavidad al tema, invitándonos a reconocer la venida del Señor: “miren y levanten la cabeza; se acerca el día de su liberación” (Lc 21, 28). Eso sí, implica un compromiso de nuestro caminar por las sendas del Señor, haciéndolo con lealtad y rectitud, guardando

“Seamos agradecidos”

  Tiempo de Adviento: 22 de Diciembre   (ferias mayores) I S 1, 24-28 I S 2 Lc 1, 46-56      Saber alabar y agradecer a Dios con alegría, es una de las principales actitudes que debe tener el cristiano. Es la enseñanza que la liturgia de la Palabra nos quiere dar este día. Para ello, Ana y María nos enseñan cómo hacerlo en las circunstancias concretas de nuestra vida.      La Iglesia esta llamada a ser una comunidad de oración. De manera concreta, de orar alabando y bendiciendo a Dios, no sólo pidiendo su poderosa intercesión. Si nos damos cuenta, eso es lo que celebramos en la Santa Misa, ya que la Eucaristía se puede traducir como “acción de gracias”.      Ante la primera Navidad, María alaba a Dios. En su cántico podemos encontrar un resumen de la fe de Abraham y de todos los justos del Antiguo Testamento (como lo fue Ana). En el canto te María encontramos la alegría de los humildes de todos los tiempos, de los que necesitan la liberación del Señor en todo aquello que los oprime.   

"¡Llega el Amado!"

  Tiempo de Adviento: 21 de Diciembre  (ferias mayores) Ct 2, 8-14 Sal 32 Lc 1, 39-45      ¿Cómo expresar lo que un corazón enamorado es capaz de sentir? ¿Cómo demostrar el gran amor que podemos llegar a sentir por alguien? En ocasiones, son las palabras las que nos pueden ayudar a manifestar este gran amor. ¿Por qué digo esto? Fácil de explicar: ¿quién de nosotros no se ha estremecido al leer un libro y que en este nos vaya redactando una bella historia de amor? ¿A quién no se le ha exaltado el corazón al meditar una cita bíblica o alguna frase celebre de algún autor? Pues eso mismo es lo que nos quiere trasmitir el pasaje que el día de hoy hemos meditado en la primera lectura.      El Señor viene como un verdadero amante, como un loco enamorado dispuesto a demostrar su amor a todos sus hijos. Él es el que toma la iniciativa: sale a nuestro encuentro, nos cautiva con su voz, se acerca a cada uno de nosotros, nos mira con amor, nos busca, nos anhela, nos espera. Nunca invadirá

"Dios con nosotros"

  Tiempo de Adviento: 20 de Diciembre  (ferias mayores) Is 7, 10-14 Sal 23 Lc 1, 26-38      La importancia de un nombre en la biblia muchas veces implica una misión, en este caso, Isaías nos habla del nacimiento del Emmanuel, que significa Dios con nosotros. Porque Dios no es un ser ausente, sino que quiere estar presente en la vida de los hombres.      Dios no es un ser ausente en nuestros sufrimientos, al contrario, Dios es un ser presente en nuestra historia, padece con nosotros, sufre lo que nosotros sufrimos; así lo demostró con Jesucristo, que asumió en la cruz todo nuestro dolor. Un dolor que reúne el de la humanidad entera.      Pero ese Dios con nosotros, es también un compromiso claro por la vida que él ha creado. Un Dios con nosotros que se hace presente en el nacer y en el morir, aunque nuestros días estén contados. Hacia nosotros viene ese Dios, directo hacia nuestra esperanza. Un Dios que nos plantea retos, que nos cubre con su gracia, y hace que cambiemos de p

"¡Bendito tú que has creído!"

 IV Domingo de Adviento, Ciclo “C” Mis 5, 1-4 Sal 79 Heb 10, 5-10 Lc 1, 39-45      Nos encontramos en el IV domingo del tiempo de Adviento, muy cercanos ya de la Navidad. Por ello, la liturgia de este día nos quiere invitar a poner nuestra mirada en el misterio de la Encarnación: Jesucristo, el Dios-con-nosotros, entrando en el mundo. Este acontecimiento, central en la historia de la Salvación, tiene que ser visto desde la obediencia.       Desde el primer instante de su existencia humana, Jesucristo ha vivido en plena y absoluta docilidad a la voluntad de su Padre como nos lo ha demostrado la carta a los Hebreos: “Aquí estoy para hacer tu voluntad”. Y de esa misma manera fue toda su vida, incluso en los momentos más difíciles como cuando estaba en Getsemaní: “Que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Lc 22, 42). De hecho, gracias a esa obediencia filial de Jesús, todos hemos quedado santificados, pues, “así como por la desobediencia de un solo hombre todos fue

"Confia"

  Tiempo de Adviento: 18 de Diciembre  (ferias mayores) Jer 23, 5-8 Sal 71 Mt 1, 18-24      A pesar de todas las infidelidades que el pueblo de Israel cometió, Dios tiene un plan de salvación par ellos. Les dará un rey nuevo, no como aquellos que reinaban en ese tiempo, sino que será un rey justo, prudente, que dará seguridad a Israel, que lo salvará. A aquel rey se le llamará: “el Señor es nuestra justicia”.      El amor de Dios continúa manifestándose para su pueblo: lo liberó una vez de la esclavitud de Egipto; lo rescató de todos sus perseguidores; le devolvió la tierra prometida. De hecho, el Señor sigue haciéndose presente en nuestro tiempo: Él perdona nuestros pecados, nos libera de nuestra congojas, nos sana de nuestras heridas, etc. Aunque muchas veces tenemos caídas o somos débiles, Dios se sigue haciendo presente en nuestra vida para otorgarnos la salvación, ya que su fidelidad es eterna.      Dios quiere salvarnos y para ello quiso entrar en nuestra historia. Jun

"Jesús tiene un origen"

  Tiempo de Adviento: 17 de Diciembre  (ferias mayores) Gn 49, 2. 8-10 Sal 71 Mt 1, 1-17      El día de hoy, 17 de Diciembre, comienza una “cuenta atrás” muy particular. En esta última semana de Adviento se irán sucediendo los días con una intensidad creciente; la espera del Señor se hace ya casi insostenible. El deseo de contemplar al Señor en carne mortal y poder adorarlo va en aumento. En apenas una semana el canto del Gloria, unido al de los ángeles, hará rebosar nuestros corazones de júbilo por el nacimiento del Señor. Pero aún no ha llegado, debemos permanecer vigilantes.      En el pasaje de la primera lectura, se recogen las bendiciones de Jacob, ya anciano, a sus hijos. Conocemos la accidentada historia de la familia de Jacob. La envidia de sus hermanos a José, la venta de este… pero José acaba en Egipto ocupando un puesto importante. Al final toda la familia llega y permanece en Egipto. Y desde ahí,  Jacob  bendice a sus hijos con especial predilección a Judá, “a ti

"Te amo con amor eterno"

  Jueves III Tiempo de Adviento  Is 54, 1-10 Sal 29 Lc 7, 24-30      Las palabras que nos dirige el profeta Isaías, en la primera lectura, es un precioso canto de amor entonado por el Señor, recordándole que estará siempre para su pueblo. Este poema está lleno de imágenes sorprendentes.      Dios es el esposo fiel; Israel, la esposa mal agradecida, que se ha apartado del amor de su amado, que le ha sido infiel y, por ende, ha tenido que vivir sumergida en medio del dolor, del abandono, de la vergüenza, etc. Sin embargo, en su infinito amor, el Señor la invita a volver a su amor. Lo mismo sucede con nosotros: muchas veces nos hemos apartado o aprovechado de ese amor, pero el Señor vuelve a abrir los brazos de su misericordia para que volvamos a Él.      Si decidimos volver, nuestra vida recobrará sentido: ya no seremos estériles, sino que estaremos llenos de vida; ya no pasaremos vergüenza, sino que estaremos orgullosos de todo lo que Él ha hecho en nuestra vida; ya no vivirem