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Mostrando entradas de junio, 2021

"No estas sólo"

  Miércoles XIII semana Tiempo Ordinario Gn 21, 5. 8-20 Sal 33 Mt, 8, 28-34      Nuestro Dios, es un Dios fiel. Por ello, la persona misma, debería de corresponder con la misma moneda y serle fiel. Pero, aunque no lo sea (y con mucha frecuencia se sabotea a sí mismo creyendo que si lo es), Dios sigue siendo fiel. Bien lo dice el libro del Deuteronomio: “El Señor se fijó en nosotros no porque fuéramos más numerosos que los demás pueblos, sino por el amor que Él nos tiene… Reconoce, pues, que el Señor es tu Dios, es un Dios fiel” (Cfr. Dt 7, 7-9).      Hoy podemos analizar y contemplar la fidelidad de Dios con Abraham, ya que Él le ha cumplido su promesa: “te haré padre de las naciones” (cfr. Gn 17, 5). Cuando parecía que humanamente era imposible que Abraham pudiera tener un hijo, Dios lo hace posible. Y nace Isaac, el hijo de la promesa, aquel que dará origen a una gran descendencia, llenando de esa manera el corazón de Abraham y Sara.      Pero Dios no es únicamente fiel con

"Después de Cristo ya nada es igual"

  Santos Pedro y Pablo, Apóstoles Solemnidad Hch 12, 1-11 Sal 33 II Tim 4, 6-8. 17-18 Mt 16, 13-19      El día de hoy celebramos la solemnidad de San Pedro y San Pablo. Dos Apóstoles a los que Jesús les cambió la vida. Podemos decir que la vida de estos dos discípulos se divide en un antes y un después de conocer al Señor.      Tenemos por un lado a San Pedro. Un hombre que no tenía estudios, que era pescador, enérgico y muchas veces se dejaba llevar por sus impulsos. Del otro lado de la moneda, tenemos a San Pablo, algo contrario al primero: un hombre más ilustrado y con un notable conocimiento en las Sagradas Escrituras. Incluso, ambos tuvieron trayectorias muy diferentes: San Pablo fue un viajero incansable, llevando a todos los gentiles la predicación de la Buena Nueva; en cambio Pedro no era tan itinerante, sino que más bien estaba al frente de la comunidad y la servía, como el mismo Señor se lo había encomendado.      Aún cuando estos dos Apóstoles presentan un perfil

"Su misericordia es eterna"

  Lunes XIII semana Tiempo Ordinario Gn 18, 16-33 Sal 102 Mt, 8, 18-22      Si algo nos revela Jesús con claridad es que Dios no es un Dios justiciero, que desea eliminar y erradicar de la fas de la tierra al hombre pecador, sino más bien es un Dios de misericordia y compasión, que desea que el hombre malo se arrepienta y se salve.      En la primera lectura contemplamos a Abraham dialogando con Dios e intercediendo por el pecado de Sodoma y Gomorra, implorando la clemencia y misericordia del Señor. Ante la decisión de Dios por destruir esas ciudades, Abraham sale al quite. Intercede por esa población (recordemos que en esa región vivía su sobrino Lot).      Contemplamos un Dios que trata a Abraham como un buen amigo. Él le comunica sus propósitos, aquello que quiere hacer: “¿Acaso le voy a ocultar a Abraham lo que voy a hacer…?” También le revela que destruirá las ciudades: “si sus hechos no corresponden a su clamor”. Sabiendo Abraham de esta amistad y promesa que Dios le ha

"¿Tienes fe? ¿Confias en Dios?"

  XIII Domingo del Tiempo Ordinario: Ciclo “B” Sb 1, 13-15; 2, 23-24 Sal 29 II Co 8, 7. 9. 13-15 Mc 5, 21-43      Este domingo, San Marcos nos presenta el relato de dos milagros: Jesús devuelve la vida a la hija del jefe de la sinagoga y la mujer que ha quedado limpia de su hemorragia. En ambos milagros encontramos una doble curación: la física (un Jesús que se inclina al sufrimiento humano y cura las dolencias del cuerpo) y la espiritual (un Cristo que ha venido a sanar el corazón del hombre pidiendo fe en él).      Desde la semana pasada veíamos que para poder experimentar toda la grandeza del Señor es necesaria la fe: “¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?” (cfr. Mc 4, 40). Hoy, de nuevo, la fe toma protagonismo. Aquella mujer pensaba que, con sólo tocar el manto, quedaría curada; Jairo confió y tuvo fe en que Jesús salvaría a su hija.      Ahora bien, estos dos relatos nos hacen la invitación a no únicamente ver las curaciones como algo material de la vida. Es

"Dios nos hace dignos"

  Sábado XII semana Tiempo Ordinario Gn 18, 1-15 Lc 1 Mt, 8, 5-17      La escena que reflexionamos en la primera lectura es la famosa aparición de Dios a Abraham junto a la encina de Mambré: son tres hombres, pero parece que es sólo uno; son ángeles, pero en algunos momentos del diálogo, parece que es el mismo Dios. Abraham sigue siendo un modelo de fe y ahora, como buen hombre que es, nos muestra cómo debemos de acoger en nosotros la voluntad de Dios.      Hemos de estar atentos a la manera en la que Dios no visita, ya que muchas veces se reviste de lo ordinario o de lo extraordinario. Tenemos que aprender a descubrirlo en las personas, en los acontecimientos que nos suceden, en la misma naturaleza que nos habla de su excelsa gloria, etc.      Por otra parte, llama la atención y parecería que Dios tiene un gusto muy peculiar por elegir, para su obra redentora, personas débiles, a matrimonios ancianos y hasta estériles. Basta que recordemos algunos ejemplos: la madre de San

"Si Tú quieres puedes curarme"

  Viernes XII semana Tiempo Ordinario Gn 17, 1. 9-10. 15-22 Sal 127 Mt, 8, 1-4      Abraham es el padre de los creyentes debido a que, contra todo pronóstico, esperó y creyó en la promesa que Dios le había hecho. Que consideremos a Abraham padre no lo hacemos únicamente como un sentido espiritual, sino que, ante todo, tenemos un modelo del cómo tenemos que vivir nuestra relación con Dios. Podemos aprender de él muchas cosas: la fe que tiene a su Padre Dios, el saber escuchar la voz del Señor, seguir sus caminos a pesar de que muchas veces estos sean inciertos o difíciles.      La historia de Abraham es un ejemplo más de cómo los planes del Señor siguen adelante, aún cuando humanamente aquello parezca imposible. No podemos controlar a Dios, decirle cómo ha de obrar en nuestra vida. Cuando se complica una situación o parece que todo se ha perdido, Él suscita personas y movimientos que nos hacen abandonarnos a sus proyectos de salvación. La fe, puesta en el Señor, hará que nuestro

"Se llamará Juan"

  Natividad de San Juan Bautista Solemnidad   Is 49, 1-6 Sal 138 Hch 13, 22-26 Lc 1, 57-66. 80      Dios, al momento de acercarse a los hombres, lo ha hecho de manera tranquila, paso a pasito. Antes de otorgarnos el gran regalo de su amado hijo Jesús, quiso que un precursor comenzara a hablar de Él con fuerza y vigorosidad. Y ese precursor es: Juan el Bautista.      Desde antes de su nacimiento ya había signos especiales que lo rodeaban. En primer lugar, nace de unos padres que se encontraban ya en avanzada edad: Zacarías e Isabel, y a eso le sumamos que si madre era estéril (hasta antes de concebir a Juan). Un segundo elemento para resaltar es que se rompe la tradición de llamarle como su padre, dándole el nombre de Juan, ya que está en sintonía con la misión que ha de realizar (Juan significa “Dios es propicio”, “Dios se ha apiadado”, “Dios es misericordia”).      La misión que se le ha encomendado al precursor es la de presentar a Jesús, el Mesías, como aquel que salvará

"Dios siempre cumple sus promesas"

  Miércoles XII semana Tiempo Ordinario Gn 15, 1-12. 17-18 Sal 104 Mt, 7, 6. 15-20      “El Señor nunca olvida sus promesas”, es lo que respondíamos en el Salmo de hoy. Y es que Dios siempre cumple lo que promete, nunca nos quedará mal. Si hacemos memoria, recordaremos que lo primero que le anunció a Abraham fue una tierra: “sal de tu tierra y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré” (Gn 12, 1).      Dios invita a Abraham a ponerse en camino. Ya sabemos que él no tenía nada de descendencia, pero si una gran ascendencia. ¿A qué nos referimos con esto? Toda la vida de Abraham miraba al pasado, a su origen; no tenía cómo mirar hacia adelante, hacia el futuro.      En un primer momento, Dios no le revela cuál podrá ser su futuro. Simplemente lo pone en camino… “a la tierra que yo te mostraré”. Con este detalle, nos podemos percatar que Dios introduce el futuro en la vida de un hombre que sólo poseía el pasado. Abraham conocía su historia-pasado, pero su futuro era

"Somos más los buenos de corazón"

  Martes XII semana Tiempo Ordinario Gn 13, 2. 5-19 Sal 14 Mt, 7, 6. 12-14      Vaya ejemplo que nos ha regalado nuestro padre en la fe. Abraham no es únicamente un prototipo de cómo hemos de responder al Señor por medio de la fe y la obediencia, sino también cómo se tiene que ser ante los demás: tolerante, generoso y respetuoso.      La situación que se crea entre él y su sobrino Lot, puedo haberse salido de control y caer en una disputa debido a los múltiples bienes que poseían. Pero no fue así. Abraham es magnánimo con su sobrino, puesto que le da a escoger las tierras que él desee. Lot eligió lo mejor, según nos narra el libro del Génesis, “Lot levantó los ojos y vio todo el valle del Jordán, hasta llegar a Soar, era de regadío; era como el paraíso o como la región fértil de Egipto”.      Podemos caer en el pensamiento: ¡qué tonto ha sido Abraham! No eligió lo mejor y, por ende, le tocaron las tierras más secas. No nos quedemos con lo aparente, vayamos más allá. La elecci

"¿Y si salimos de nuestros egoísmos?"

  Lunes XII semana Tiempo Ordinario Gn 12, 1-9 Sal 32 Mt, 7, 1-5      Jesús, experto y conocedor del corazón del hombre, de una manera sumamente sencilla, nos relata lo que muchas veces sucede entre nosotros. Aquí se muestra cómo nos conoce el Maestro. Sus enseñanzas, sus parábolas y acciones, apuntan a situaciones en las que nos podamos encontrar en momentos determinantes de nuestra vida.      ¿Cuántas veces tenemos un ojo que ve con una precisión asombrosa los defectos de los demás, siendo este mismo incapaz de reconocer los propios defectos? Tenemos una mirada penetrante para ver las imperfecciones más pequeñas del prójimo, pero no logramos descubrir nuestra propia imperfección, que muchas veces es hasta mayor que la de los demás. Es lo que el Señor nos quiere decir con el ejemplo de la paja en el ojo ajeno y de la viga en el propio ojo.      Claro que podemos corregir a nuestros hermanos buscando su bien. Pero antes de pasar a esta acción, debemos corregir nuestra propia

"¡Todo va a estar bien! ¡Confía!"

  XII Domingo del Tiempo Ordinario: Ciclo “B” Jb 38, 1. 8-11 Sal 106 II Co 5, 14-17 Mc 4, 35-41      En esta vida, andamos como pequeñas barcas. En ocasiones vamos navegando bien, sin mayores problemas, surcando por aguas tranquilas. Sin embargo, las problemáticas se nos presentan y es cuando la navegación se vuelve más difícil debido a las tempestades y tormentas que desatan en la vida de cada uno. En muchas ocasiones, en aquello momentos de navegación difícil, tendemos a flaquear y el temor se apodera de nosotros, sucediéndonos lo mismo que a los Apóstoles en el Evangelio de hoy.      Sucede que Jesús estaba con ellos, en la barca. Pero ¿qué es lo que hacía Jesús? Dormía tranquilamente, reclinado sobre un cojín. Era tan fuerte la inclemencia y tanto su temor, que no dudaron en despertarlo con estas palabras: “Maestro: ¿no te importa que nos hundamos?”      Lo mismo nos sucede a nosotros: cuando las cosas van bien, cuando estamos navegando sin problemas o dificultades, tal

"En la debilidad, te basta mi gracia"

  Sábado XI semana Tiempo Ordinario II Co 12, 1-10 Sal 33 Mt, 6, 24-34      El día de hoy, San Pablo nos comparte un fiel retrato de su persona. Por una parte, nos narra cuáles era sus puntos fuertes y, por otro lado, nos habla de sus puntos débiles. El Apóstol sabe que no es Dios, sino que es un hombre, que se ve rodeado de fortalezas y de debilidades en todo su ser.      Aunque con mucha certeza nos recuerda que no está bien presumir, nos comparte las visiones y revelaciones que el Señor tuvo con él. Nos dice cómo “fue arrebatado hasta el tercer cielo”. Con esta afirmación nos queda claro que Dios lo acompañaba y que Él era su punto de apoyo.      Pero no únicamente nos comparte la parte agradable de su vida, sino que también nos quiere presumir sus debilidades, asegurándonos que “lleva una espina clavada en su carne, un enviado de Satanás, que lo abofetea para humillarlo”. Ha pedido tantas veces al Señor que lo libere de esa situación, pero Él le ha respondido: “te basta m