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Mostrando entradas de febrero, 2022

"Si es posible amar al enemigo"

  VII Domingo del Tiempo Ordinario: Ciclo “C” I S 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23 Sal 102 I Co 15, 45-49 Lc 6, 27-38      ¿Por qué la vivencia del Evangelio nos resulta difícil de llevar a la práctica? ¿Por qué sentimos que las palabras del Señor nos confrontan y nos hacen salir de nuestra zona de confort? ¿Por qué el ser cristiano exige esfuerzo y dedicación?      En el Evangelio de este día, continuación de las Bienaventuranzas de la semana pasada, Jesús comparte algunas indicaciones a sus discípulos. En este caso, el Señor se refiere a situaciones difíciles, las cuales constituyen para nosotros pruebas duras, las cuales nos coloca frente a nuestros enemigos, ante aquellos que desean hacernos el mal.      ¿Cuál es la invitación? No debemos de ceder al instinto o al odio frente aquellos que nos ofenden o confrontan. Tenemos que ir más allá que una mera reacción instintiva. ¿Cómo debemos de reaccionar? Nos dice el Maestro: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odia”. Cu

"Fe hecha obra"

  Viernes VI semana Tiempo Ordinario St 2, 14-24. 27 Sal 111 Mc 8, 34- 9, 1      A las personas humanas nos cuesta “integrar”, “unir”. Tenemos una tendencia a separar, incluso, lo que no se puede separar, para dar más importancia a uno de los extremos. Lo vemos claro en el asunto que plantea Santiago en la primera lectura.       Fe y obras siempre han de ir unidas. Quien ha recibido el regalo de la fe, de creer en Dios, de aceptar la amistad con Jesús, y su ser nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida… lo ha de manifestar en sus obras. Sus obras no puede ir por otra dirección de lo que se cree.      Ya en la primitiva iglesia algunos no lograban unir fe y obras. Santiago se dirige a los que dan mucha más importancia a la fe que a las obras para decirles que deben ir unidas. Al final de sus razonamientos concluye: “Por lo tanto, lo mismo que un cuerpo que no respira es un cadáver, también la fe sin obras es un cadáver”.      Aquellos que decimos ser seguidores de Jesús

"Obras son amores y no buenas razones"

  Jueves VI semana Tiempo Ordinario St 2, 1-9 Sal 33 Mc 8, 27-33      “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Esta es una pregunta a la que continuamente tenemos que dar respuesta a lo largo de nuestra vida. Aquel que desee y quiera ser verdaderamente discípulo de Jesús, debe de tener muy en claro quién es Él en su existencia.      Empleando las palabras dichas por Santiago, nosotros podremos decir que Él es nuestro Señor Jesucristo, “el Señor de la gloria”, pero no debemos de conformarnos a decirlo solo con los labios.      No basta, en efecto, solo decir, “Señor, Señor”. Si lo hemos reconocido como el soberano de nuestra vida, implica el creerle también vivo y presente en medio de nuestros hermanos. De hecho, justamente es lo que Jesús hizo con su Encarnación: habitar entre nosotros para que así lo pudiéramos reconocer en el hermano.      En efecto, el Hijo de Dios, Jesucristo, el Señor, por el cual todo fue creado, quiso asumir, por amor a nosotros, el rostro del Siervo d

"La conversión es progresiva"

  Miércoles VI semana Tiempo Ordinario St 1, 19-27 Sal 137 Mc 8, 22-26      El día de hoy, a través de un milagro, el Maestro nos habla del proceso de la fe. Muchas personas piensan que la conversión es algo que sucede de manera instantánea, de la noche a la mañana. Y no solo eso, sino que también se piensa que es da para siempre. No obstante, la conversión es un proceso que se inicia cuando uno se encuentra con Jesús y que, en la medida que permanezcamos junto a Él, irá progresando y perfeccionando a la persona.      La curación del ciego, en dos etapas, nos manifiesta que no siempre la fe es una virtud que se ilumina de manera instantánea, sino que, con frecuencia, requiere un itinerario que nos acerque a la Luz y nos haga ver con claridad.      El primer paso de la fe, el cual es un comenzar a ver la realidad a la luz del Señor, ya viene a ser para nosotros un motivo de alegría. Como lo dice al gran santo de Hipona: “Una vez sanados los ojos, ¿qué podemos tener de más valo

"Dios nos da fuerzas"

  Martes VI semana Tiempo Ordinario St 1, 12-18 Sal 93 Mc 8, 14-21      Todos, en algún momento de nuestro existir, nos hemos encontrado con diferentes pruebas, las cuales buscan sacar lo mejor de nosotros. Sí: un cristiano, ante un desafío que se le presenta, puede mostrar perfectamente tanto su fuerza de voluntad, como la gracia de Dios que lo sostiene en dicha batalla.      Ahora bien, puede existir el peligro de que las personas piensen: ¿por qué Dios tienta a los cristianos? De ninguna manera. Dios no tienta absolutamente a nadie, ni inclina a ninguna persona a cometer el mal.       Es cierto, tendemos a decir con mucha frecuencia de que Dios es el que envía tal o tales pruebas, pero nunca lo decimos de las tentaciones. De hecho, ante esta realidad, somos nosotros mismos los que buscamos las tentaciones, ya que muchas veces no sabemos como defendernos de las seducciones del maligno.      Un cristiano, ante estas tentaciones que suelen salir en nuestro paso, no tenemos

"¿En quién ponemos nuestra confianza?"

  VI Domingo del Tiempo Ordinario: Ciclo “C” Jr 17, 5-8 Sal 1 I Co 15, 12. 16-20 Lc 6, 17. 20-26      La comunidad de Corinto, al igual que nuestras comunidades de hoy en día, se encontraba inmersa en muchos problemas. Uno de ellos es que algunos miembros de la comunidad rechazaban la resurrección de Cristo. Por esa razón, Pablo, sin temor alguno, no duda en afirmar con rotundidad: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe”. Porque el Apóstol había comprendido que toda nuestra fe pende de este acontecimiento Salvífico, ya que, si esto no fuera así, ¿qué sentido tiene ser cristiano? Ninguno. La resurrección de Jesucristo es la palabra definitiva. La Vida es la que tiene primacía sobre cualquier acto de nuestra existencia.      Estas problemáticas aparecen con frecuencia debido a que mucha gente se acerca al Evangelio con ojos útiles, efectivos… es decir, esperando encontrar una solución clara, sencilla, como si Dios hablara únicamente por medio de la Escritura. La

"¿Pecaste? Dios te perdona"

  Viernes V semana Tiempo Ordinario I R 11, 29-32; 12, 19 Sal 80 Mc 7, 31-37      Tarde o temprano debemos pagar las consecuencias de nuestros fallos y de nuestro pecado. Recordemos que Salomón había faltado gravemente al Señor, yendo en contra del primer mandamiento, y comenzó a adorar dioses extraños. Hoy, al meditar la primera lectura, nos encontramos con las consecuencias de sus actos: un reino que será dividido, dejando para Salomón y su descendencia únicamente lo correspondiente a una tribu.      Nosotros también debemos de tener cuidado con nuestra manera de obrar. Tal vez, en ocasiones, caemos en ciertas infidelidades que nos hacen apartarnos de la Alianza que Dios ha realizado con nosotros.      Probablemente seas de los que piensan: “Es imposible no pecar”, “¿Quién es perfecto para nunca desviarse de los caminos de Dios?”, “Todo mundo tiene caídas: ¿por qué yo no?”, etc. Es verdad: todos caemos. Y así como todos caemos tenemos que asumir las consecuencias de nuestro

"¿Confías en Dios?"

  Jueves V semana Tiempo Ordinario I R 11, 4-13 Sal 105 Mc 7, 24-30      Ningún lenguaje puede alcanzar a expresar el poder, la fuerza, el heroísmo, la belleza y la majestuosidad del amor de una madre para con sus hijos. Un ser en donde no existe la distancia, lo imposible u obstáculo alguno. Es un amor tan único, verdadero, sincero, total; no se reserva nada para sí, no pone condiciones, ni peros, ni intereses. Pues todo esto puede ser reflejado en la mujer que hoy nos presenta el Evangelio.      La perícopa que la liturgia de hoy nos ofrece en el Evangelio, nos muestra, de principio a fin, el amor sincero de una madre por sus hijos. El evangelista no nos presenta muchos datos sobre esta mujer, solo que era de Fenicia, que era pagana y tenía una hija endemoniada. Aquella mujer vivía un sufrimiento atroz por ver sufrir a la persona que más amaba.      Ahora bien, ella comprendió que en la vida no existen las fronteras, ni idiomas, ni tradiciones, ni leyes o distinciones entre

"¿Qué hay en nuestro corazón?"

  Miércoles V semana Tiempo Ordinario I R 10, 1-10 Sal 36 Mc 7, 14-23      La antropología humana nos dice que, comer y vivir, son dos realidades innatas en la existencia del hombre, ya que, si no se come, no se puede vivir. Con esto, nos damos cuenta de que el alimento, además de ser sumamente importante, es necesario en la humanidad.      Partiendo de este punto, podemos decir lo mismo con referencia al conocimiento. Así como el hombre tiene hambre de alimento, del mismo modo tiene hambre de conocimiento. Pues esto lo entendió perfectamente Salomón. Cuando el Señor se le aparece en sueños y le dice, “pídeme lo que quieras que te conceda”, el rey pidió: “Te pido, Señor que me concedas sabiduría para que yo pueda gobernar bien a tu pueblo y poder discernir entre el bien y el mal” (Cfr. II Cro 1, 9).      Bien lo dice el libro de los proverbios: “Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata” (Pro 16, 16). ¿Por qué la sabiduría es importante en

"¿Para qué fingir ser alguien que no soy?"

  Martes V semana Tiempo Ordinario I R 8, 22-23. 27-30 Sal 83 Mc 7, 1-13      En una ocasión escuché una historia muy agradable, la cual dice: “Un hombre tenía una hija. Esta hombre, era una persona sumamente trabajadora. En una ocasión fue interrumpido por su pequeña hija. La niña le obsequió una caja envuelta con un papel de regalo muy caro. El padre se enfadó con su hija al ver que había desperdiciado su dinero en un papel que sería tirado a la basura. No obstante, su enojo subió de tono cuando, abriendo la caja, se dio cuenta que estaba vacía. La pequeña, al contemplar la rabia de su padre, comenzó a llorar y le dijo: “Papá, la caja no está vacía. En ella yo puse muchos besos para ti; en ella coloqué lo mucho que te amo”. El padre, avergonzado por su actitud, abrazó a su hija. Desde aquel momento, el papá guarda la caja de su hija como su posesión mas valiosa”.      A mi ver, es una historia muy grata con la cual podemos partir para la reflexión de este día. Salomón y el pu

"¿Dónde buscas a Dios?"

  Lunes V semana Tiempo Ordinario I R 8, 1-7. 9-13 Sal 131 Mc 6, 53-56      Una de las grandes realizaciones del rey Salomón fue la de terminar uno de los proyectos de su padre, David: la construcción del Templo para Dios. El pasaje de la primera lectura, que hoy hemos meditado, nos muestra cómo Salomón y los ancianos del pueblo dedican el Templo al Señor. De esta manera se está dando un gran paso, ya que es el Templo la figura que el pueblo de Israel tendrá para experimentar la presencia de Dios en medio de ellos.      Sin duda alguna los judíos se sentían orgullosos de su Templo y del Arca de la Alianza que se albergaba en él. Del mismo modo nosotros tendríamos que sentirnos felices y contentos por nuestras iglesias como edificios sagrados, ya que en ellos se puede percibir la presencia de Dios en medio de su pueblo.      Es cierto, no podemos limitar la presencia de Dios únicamente a los templos o iglesias, sino que Él está presente en todas partes. Pero sí podemos decir q

"Confiemos en el Señor"

  V Domingo del Tiempo Ordinario: Ciclo “C” Is 6, 1-2a. 3-8 Sal 137 I Co 15, 1-11 Lc 5, 1-11      Este domingo, el mensaje de la Palabra de Dios gira en torno al llamado, a la vocación.      En un primer momento se nos presenta al Dios tres veces Santo, es decir, el Santo en sentido superlativo, puro, sin mancha, inmaculado y sin defecto. Este Dios Santo es el que llama a Isaías, un joven que se siente impuro e indigno ante su soberana presencia. Aún así, Dios purifica sus labios con una brasa ardiente. Es el amor del Padre el que purifica nuestras iniquidades, el que nos capacita para el envío, para proclamar la Buena Nueva.      Por otra parte, pero siguiendo el hilo conductor del llamado, San Pablo nos cuenta de “aquella fe que le fue trasmitida” y que él se ha dedicado a propagar. Sin embargo, se siente débil, sin méritos para ello: “Soy indigno de llamarme apóstol”. Pero, aún con todo lo que se considera, sabe que es lo que es por la gracia de Dios: “Soy lo que soy por