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Mostrando entradas de marzo, 2022

"¿Qué tan duro está el corazón?"

  Jueves IV Tiempo de Cuaresma Ex 32, 7-14 Sal 105 Jn 5, 31-47      En ocasiones que rápido nos olvidamos de la presencia de Dios en nuestra vida. ¿Cuántas veces no hemos salido de una confesión y hemos pecado casi de inmediato? ¿Cuántas veces no hemos salido de misa juzgando al prójimo? ¿Cuántas veces no hemos hablado mal de la Iglesia (como institución humana) criticando su manera de ser? ¿No estaremos cayendo en el mismo error que el pueblo de Israel? ¿No nos habremos pervertido y nos habremos apartado del camino que el Señor nos ha señalado? En ocasiones, seguimos siendo ese pueblo de cabeza dura.       Pero nosotros tenemos a quien interceda por nosotros: Jesucristo. ¿Qué sería de nosotros en estos momentos si el Señor no estuviera con nosotros? Hoy Jesús, como Moisés, intercede ante el Padre diciendo: ¿Vas a dejar que hablen de ti al hacerlos morir en el desierto? ¿Vas a dejar que en estos momentos difíciles que viven como humanidad su fe decaiga? ¿Vas a dejar que tu amad

"Amor hecho misericordia"

  Miércoles IV Tiempo de Cuaresma Is 49, 8-15 Sal 144 Jn 5, 17-30      Nos encontramos en el tiempo de Cuaresma, tiempo de la misericordia de Dios, tiempo de la salvación. Dios nos ha liberado de la esclavitud del pecado y nos hace retornar a Él con la alegría de quien siempre debió sentirse amado por el Padre, pues jamás se ha olvidado de nosotros.      Dios es rico en misericordia y nunca nos trata como merecen nuestros pecados. Su amor no es “hoy sí, mañana no”. Dios está siempre a nuestro lado, dispuesto a levantarnos cuando caemos, a aliviarnos cuando el mal nos agobia. El Señor no es indiferente ante el dolor, ante el sufrimiento de sus hijos: Él está con nosotros.      Aquellos que hemos puesto nuestra fe y confianza en el Señor, no sólo lo invocamos para que nos proteja o libere de todo mal, sino que le pedimos que nos ayude a comprometernos en su causa, que podamos seguir construyendo el Reino de justicia y de amor aquí en la tierra.      Jesús nos pide que permane

"Jesús: fuente de salvación"

  Martes IV Tiempo de Cuaresma Ez 47, 1-9. 12 Sal 45 Jn 5, 1-16      ¡Qué fácil es decir treinta y ocho años! Sin embargo, todos sabemos lo largo que este tiempo puede llegar a ser. Ahora, imaginemos todo lo que tuvo que esperar aquel hombre para poder quedar curado. Cuántas cosas pueden pasar en tanto tiempo: infinidad de hojas caídas de los árboles, una inmensa cantidad de intentos fallidos por llegar primero a la piscina, la impotencia y el abandono por no obtener lo que quería.      Pero se presenta una oportunidad de oro. Ahora el paralítico conoce la gracia de una Persona, que habla con palabras esperanzadoras. Aquel enfermo se da cuenta de lo que el Salmo nos dice: “es inútil que madrugues, que vigiles hasta muy tarde, que comas el pan con fatiga: Dios lo da a sus amigos mientras duermen” (Sal 126, 2).      Como todo buen israelita, el hombre enfermo se había acercado a la piscina en la búsqueda de su salud. Estaba convencido de la fuerza sanadora del agua de aquella f

"Dios puede hacer todo nuevo"

  Lunes IV Tiempo de Cuaresma Is 65, 17-21 Sal 29 Jn 4, 43-54      “Así dice el Señor: voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva”. Esta segunda creación es aún más maravillosa que la primera, pues ahora que el Señor rehaga el mundo destruido por el pecado, lo hará por medio de su Hijo, Jesucristo, y al renovarlo todo, Dios manifiesta su inmensa alegría al pueblo.      Dios nos comparte su entusiasmo: “me alegraré por Jerusalén y me gozaré por mi pueblo”. El Señor piensa en lo que hará por ellos, piensa que Él mismo estará en la alegría de su pueblo. El Padre sueña con nosotros, quiere compartirnos su alegría.      Es muy agradable y maravilloso contemplar a una comunidad que está junta, guiados y sostenidos por el Señor, que caminan juntos. Sin duda alguna el Señor gozará de aquel momento. Se llenará de inmensa alegría. Así como los novios piensan y sueñan, “cuando estemos juntos, cuando nos casemos…”, así es el sueño del Señor por su Iglesia.      Dios piensa en cada u

"La misericordia del Padre"

  IV Domingo de Cuaresma Ciclo “C” Jos 5, 9a. 10-12 Sal 33 II Co 5, 17-21 Lc 15, 1-3. 11-32      En este cuarto domingo de Cuaresma, llamado el domingo “Laetare”, es decir, “Alégrate”, la liturgia nos invita a alegrarnos porque se acerca la Pascua, el día de la victoria de Cristo sobre la muerte y e pecado. Pero, ¿en dónde radica el manantial de esta alegría cristiana sino en la Eucaristía, que es el lugar donde el Señor nos ha dejado el alimento espiritual, mientras somos peregrinos de este mundo?      Dentro de este itinerario cuaresmal, el Evangelio nos presenta la parábola del “hijo prodigo” o como últimamente la hemos mencionado, la parábola del “padre misericordioso”. En este relato, se nos presentan algunas características del padre. Por ejemplo: él es un hombre que está siempre preparado para perdonar, que espera contra toda esperanza. Algo que nos sorprende es la tolerancia que tiene ante la decisión del hijo más joven de irse de su casa: podría haberse opuesto, reten

"Volvamos al Señor"

  Sábado III Tiempo de Cuaresma Os 6, 1-6 Sal 50 Lc 18, 9-14      En este tiempo de Cuaresma que ha transcurrido hasta el día de hoy: ¿voy teniendo una conversión interior y profunda? ¿O por el contrario sigue siendo la misma experiencia de año tras año, en donde hemos decidido volver a Dios y con el tiempo volvimos a nuestros propios caminos?      Aquella llamada del profeta que resonó para el pueblo de Israel, nos la podemos apropiar nosotros el día de hoy: “Vengan, volvamos al Señor”. La invitación consiste en conocer mejor a Dios, organizando las actitudes interiores para que se reflejen en el exterior. Si esto va sucediendo, entonces el tiempo de la Cuaresma estará funcionando debidamente en el hombre.      Hemos de volver al Señor de todo corazón, con humildad y sencillez, no de manera hipócrita, empleando palabras de engaño. El Salmo nos narra cómo debe de ser nuestra actitud ante Dios: “Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida tus ofensa

"No temas: Dios está contigo"

  Solemnidad de la Anunciación del Señor Is 7, 10-14 Sal 39 Heb 10, 4-10 Lc 1, 26-38      El día de hoy celebramos la solemnidad de la Anunciación a la Bienaventurada Virgen María. La Anunciación es una fiesta cristológica, ya que en ella se celebra el misterio central de Cristo: su Encarnación. Esta gran festividad se nos presenta, generalmente, en medio de la Cuaresma. Por ende, les invito a reflexionar sobre este estupendo misterio de fe, por el cual Dios nos dará la redención.      El Evangelista san Lucas nos ha narrado la Anunciación del Señor de una manera humilde, oculta (únicamente María tuvo este encuentro), pero al mismo tiempo decisiva para la historia de la humanidad. En el momento en el que la Virgen dijo “sí” al anuncio del Arcángel Gabriel, Jesús se encarnó, comenzando así el momento más culminante de la Historia de la Salvación, la cual concluirá en la Pascua del Señor.      Al meditar el “sí” de María, nos damos cuenta de que es el reflejo perfecto del mis

"¿Quieres volver a Dios?"

  Jueves III Tiempo de Cuaresma Jr 7, 23-28 Sal 94 Lc 11, 14-23      “Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen siempre por el camino que yo les mostraré, para que les vaya bien. Pero ellos no escucharon ni prestaron oído”. Sin duda alguna la liturgia de la Palabra de este día nos viene a caer como anillo al dedo.      A lo largo de nuestra vida caemos en esta sordera y no escuchamos la voz del Señor. Sí, preferimos escuchar los chismes, la crítica que hacen del otro, las noticias tan amarillistas que nos presentan en los medios de comunicación: para eso no batallamos, nos encontramos abiertos completamente.      Jeremías nos quiere describir cómo es la experiencia de Dios con el pueblo obstinado que no desea escuchar su voz. Es un lamento del Señor. Él pide a su pueblo que lo escuche, le promete ser siempre su Dios. Pero ellos no lo escucharon, todo lo contrario, “caminaron según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, y en vez de darl

"¿Los mandamientos me hacen libre?"

  Miércoles III Tiempo de Cuaresma Dt 4, 1- 5-9 Sal 147 Mt 5, 17-19      Tras la liberación de la esclavitud del faraón, el pueblo de Israel sabía que el Señor estaría presente con ellos. Inclusive, Dios se manifestaba en medio de sus hijos por diferentes signos: la columna de fuego, el Arca de la Alianza, la Tienda de campaña, la Roca que manaba agua, la Ley escrita en las tablas de piedra, etc.      El Señor se muestra siempre como un Dios cercano, preocupado por ellos. Es por ese motivo que el pueblo de Israel debe de escuchar su voz y poner en práctica todos los mandatos de Dios. No se trata de guardarlos únicamente por la fidelidad por la Ley, sino sobre todo de guardarlos por la fidelidad a Dios y al amor que Él les tiene.      Dios no nos quiere esclavos de la Ley. Más bien nos quiere como hijos suyos, que caminemos en el amor fiel. Por eso al escuchar su Palabra y ponerla en práctica le estaremos manifestando nuestro amor, nuestra fidelidad, nuestra entrega y deseo po

"El poder del perdón"

  Martes III Tiempo de Cuaresma Dn 3, 25. 34-43 Sal 24 Mt 18, 21-35      En este tiempo de Cuaresma podemos dirigirnos confiadamente al Señor reconociendo mi pecado personal y el profundo deseo que hay en mi corazón para darle un cambio a mi vida. Así como los tres jóvenes de la primera lectura, así nosotros debemos presentarnos al Señor: hay que disponer el corazón al arrepentimiento.      Al presentarnos arrepentidos ante el Señor, se manifiesta una doble realidad: por una parte, del hombre se presenta la pobreza del pecado; por parte de Dios se manifiesta el amor tan generoso que nos tiene al borrar íntegramente toda imperfección que habita en el corazón del hombre.      En este tiempo de gracia, nos hará bien reconocer que somos pecadores e invocar la misericordia del Señor pidiendo perdón. Incluso, podemos hacer nuestras las palabras del Salmo: “Señor, recuerda tu misericordia… indícanos el sendero a seguir, guíanos por la senda recta, descúbrenos tus caminos”.      Si

"El Señor obra en lo sencillo"

  Lunes III Tiempo de Cuaresma II R 5, 1-15a Sal 41 Lc 4, 24-30      El día de hoy la liturgia de la Palabra nos habla sobre la indignación. En la primera lectura, Naamán el sirio, se indigna con el profeta Eliseo por la manera en que le ofrece la curación: “ve y lávate siete veces en el río Jordán”. El leproso no aprecia el modo tan sencillo en el que será sanado. Lo mismo sucede con los habitantes de Nazaret ante las palabras de Jesús.      Con esto, caemos en la cuenta de aquella indignación que se apodera de nosotros: nos llenamos de indignación ante el plan que Dios tiene para nosotros; nos encolerizamos de que no siga nuestros esquemas; nos irrita que el Señor no piense como nosotros pensamos.      Cabría entonces preguntarnos: ¿Por qué ese desprecio ante Dios? ¿Por qué llenarnos de indignación ante sus designios salvadores? Porque nos sucede lo mismo que en el tiempo del profeta Eliseo y que el pueblo de Nazaret: seguimos esperando un gran acontecimiento de parte de Di

"¿Buscamos la conversión?"

  III Domingo de Cuaresma Ciclo “B” Ex 3, 1-8a. 13-15 Sal 102 I Co 10, 1-6. 10-12 Lc 13, 1-9      La liturgia de este tercer domingo de Cuaresma nos presenta el tema de la conversión.      En la primera lectura, que ha sido tomada del libro del Éxodo, Moisés pastorea el rebaño de su suegro más allá de lo acostumbrado. Durante esa travesía, contempla una zarza ardiendo pero que no se consume. Moisés se acerca para observar aquel prodigio cuando de repente una voz lo llama por su nombre, invitándolo a que tome conciencia de su indignidad (por eso le pide que se quite las sandalias, ya que se encuentra en un lugar santo). “Yo soy el Dios de tus padres: el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob… Yo soy el que soy”.      A lo largo de nuestra vida, Dios se manifiesta de distintos modos, de diferentes maneras, y esto lo hace para que podamos reconocer su presencia. Para que esto suceda, es necesario que nos acerquemos a Él conscientes de nuestra miseria, reconociendo

"Dios confió en San José"

  San José Esposo de la Santísima Virgen María II S 7, 4-5a. 12-14a. 16 Sal 88 Rm 4, 13. 16-18. 22 Lc 2, 41-51      El día de hoy celebramos la solemnidad de San José, esposo de la Santísima Virgen María y patrono de la Iglesia universal. Recordemos que la Cuaresma es un camino de iluminación progresiva en la fe, es volver a ver los acontecimientos que nos rodean con los ojos de Dios. Y en esto, desde luego, tenemos a San José, verdadero Patriarca en la fe. José, apoyado en la esperanza, creyó e hizo lo que se le había mandado hacer.      Contemplamos en el Evangelio que “José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María como su mujer”. Ya desde esta afirmación, podemos contemplar la misión que Dios le confía a San José, la de custodiar. Pero ¿a quién ha de custodiar? A María y Jesús. Custodia que se prolongará a toda la Iglesia. San Juan Pablo II nos dice al respecto: “Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación d