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Mostrando entradas de abril, 2020

Docilidad, confianza y humildad

Jueves de la tercera semana de Pascua Hch 8, 26-40 Sal 65 Jn 6, 44-51      El texto de la primera lectura que hemos meditado el día de hoy es rico en varios sentidos. Nos hemos visto vislumbrados por muchos aspectos: hemos visto la docilidad de Felipe respecto a lo que el ángel del Señor le ha solicitado hacer; la muestra de amor del Señor por todos, incluso de los que menos se imaginaban; la actitud ejemplar de un hombre que se deja instruir; una catequesis ejemplar de Felipe, que termina con el bautizo del Eunuco. De todo esto debemos de aprender nosotros.      En primer lugar, docilidad: Felipe un hombre totalmente abierto a escuchar la Palabra, no sólo para enseñarla, sino para dejarse conducir por ella. Es clara esa actitud que debemos de tener en nuestro interior. Tenemos que ser hombres de oración, dispuestos a dejarnos conducir por Dios. Podríamos pensar que esto no puede suceder en nosotros, que es imposible. Aun, sin embargo, esta docilidad es un fruto que

Después de la tempestad, viene la calma

Miércoles de la tercera semana de Pascua  Hch 8, 1-8 Sal 65 Jn 6, 35-40      Quien no está familiarizado con el modo de actuar del Espíritu Santo (en ocasiones de una manera tan extraña), podría pensar negativamente de nuestra fe, al grado de externar: primero mataron a Jesús, después apresaron y azotaron a los apóstoles, lapidaron a Esteban y ahora persiguen a la primera comunidad cristiana. No se alcanza a ver muy bien la mano de Dios que asiste a su pueblo. Sin embargo, el creyente sabe que “en todo interviene Dios para bien” (Rom 8, 28). Si permitió esa persecución, fue para que esos cristianos anunciaran la Buena Nueva en otras ciudades: “los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio”.      En este caso, se advierte claramente aquel refrán: “no hay mal que por bien no venga”. En la óptica de Dios, lo que aparentemente se ve como decepción, en realidad puede convertirse en una gran bendición. La muerte de Cristo parece que

Sácianos, Señor

Martes de la tercera semana de Pascua  Hch 7, 51- 8, 1 Sal 30 Jn 6, 30-35      Qué fuertes y duras son las palabras con las que hemos iniciado la liturgia de la palabra este día, palabras puestas en boca de San Esteban: “hombres de cabeza dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo”.       La persona humana constantemente experimenta hambre y sed, pero no me refiero sólo a algo biológico, sino que va más allá de su propia fisionomía. El hombre, a desencadenado una búsqueda para encontrar aquello que logre saciarlo. Pero por desgracia se da cuenta que, al atender esa necesidad, vuelve a resurgir (o surge otra nueva). Ahora bien: ¿Quién puede acabar con esa sed y hambre? Dios: sólo la vida en el amor de Dios puede dar sentido a la vida, saciándola completamente.       El hombre busca a Dios, pero no lo hace de la mejor manera. Quiere comprobar la existencia de Dios por medio de la ciencia u otros matices, sabiendo que esos medio

Busca lo esencial

Lunes de la tercera semana de Pascua   Hch 6, 8-15 Sal 118 Jn 6, 22-29      Es una realidad que la Palabra de Dios se va difundiendo y creciendo en el número de personas que se convierten al cristianismo. Por ende, se ha activado una alarma en medio de los judíos, ya que no ven con buenos ojos lo que hacen los apóstoles, ya que realizan algo diferente a lo que ellos creen. Hoy le toca a Esteban enfrentarse a esos judíos. Recordemos que Esteban es uno de los siete hombres que ha sido elegidos para prestar el servicio de la caridad a la comunidad cristiana.      Esteban estaba lleno de gracia, la cual es una fuerza especial que Dios ha derramado en su persona para fortalecerla e iluminarla. No es un antídoto para evadir la problemática, es un instrumento que le permite salir adelante de esa adversidad. El poder que poseía no consistía en imponerse sobre el otro con poder, sino que es un don especial que tienen los que creen en Dios (ver las cosas con los ojos de Dios). 

Caminemos con Jesús

III Domingo de Pascua  Hch 2, 14. 22-33 Sal 16 I P 1, 17-21 Lc 24, 13-35      La Palabra de Dios es viva y eficaz y sigue resonando con toda su riqueza en nuestro tiempo. Que riqueza tan inagotable tiene la Sagrada Escritura que, aún en esta contingencia sanitaria, podemos encontrar consuelo y esperanza en nuestro caminar diario.      Como hace ya casi dos mil años, hoy Jesucristo sigue acompañándonos en nuestro caminar, del mismo modo que lo hizo con los discípulos de Emaús. Este Jesús que se hace encontradizo, cercano a los que más ama. El Maestro quiere estar con nosotros en este tiempo difícil, de aislamiento. Sabe por lo que estamos pasando, conoce lo que hay en nuestro corazón, observa lo difícil y complicado de la realidad que estamos pasando; entiende la tristeza que hay en el interior del hombre.      Durante esta cuarentena que vivimos como humanidad, Él nos quiere preguntar: “¿De qué cosas hablan tan llenos de tristeza?”. Dios quiere escucharte, dese

San Marcos, Evangelista

¿Cuántas veces has escuchado hablar de este conocido Santo? San Marcos es uno de los cuatro evangelistas que forma parte del Nuevo Testamento en las Sagradas escrituras. Era primo de San Bernabé y lo acompaño junto a San Pablo en el primer viaje misionero hacia Antoquia. No dejes de leer y conoce los 10 datos que debes saber de San Marcos: El 25 de abril la Iglesia Católica celebra la Fiesta de este gran santo, autor del segundo Evangelio y discípulo de San Pedro. Su símbolo es el león alado por su relación con el Apocalipsis y San Juan Bautista. Se dice que su familia fue quien presto la casa donde Jesús celebro la Ultima Cena, donde se reunieron los apóstoles el día de Pentecostés cuando recibieron al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Era un niño cuando Jesús predicaba y probablemente fue uno de los primeros bautizados por San Pedro el día de Pentecostés San Marcos llegó a ser la mano derecha de San Pedro. Quien le escuchaba siempre hablar de los hechos de Jes

Humildad

Fiesta San Marcos, Evangelista I P 5, 5-14 Sal 88 Mc 16, 15-20      Recordar a los santos nos resulta siempre motivacional, puesto que todo anhelo del creyente es alcanzar la santidad de vida: “sean Santos como mi Padre es Santo” (Mt 5, 48). Y que mejor ejemplo nos ha puesto el Apóstol San Pedro en su primera carta invitándonos a la humildad: “Dios es enemigo de los soberbios, y en cambio, a los humildes les concede su gracia”.      Se recalca que todos debemos de revestirnos de humildad y de trato mutuo, sin que insistamos en hacerlo todo a nuestra manera. Una persona que es orgullosa-soberbia no puede disfrutar de la gracia de Dios. Solo si nos acercamos al Señor con humildad, podremos experimentar su gracia santificante.      Por ello, se nos invita a “dejar toda preocupación en las manos de Dios, pues Él cuida de nosotros” y eso quiere decir que le importamos. El mismo Jesucristo nos lo ha dicho: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los a

El hombre propone, Dios dispone

Viernes de la segunda semana de Pascua  Hch 5, 34-42 Sal 26 Jn 6, 1-15      Dios, a lo largo de la Historia de la Salvación, se ha ido revelando a su pueblo. Aquel Dios lejano, se ha hecho cercano por medio de su Hijo muy amado. Sin duda alguna, el Señor nos visita constantemente, seguimos experimentando su presencia en medio de nosotros. Nuestro Padre sabe todo lo que necesitamos (especialmente en estos tiempos difíciles de contingencia sanitaria) y no dudamos en acudir a Él: elevando nuestras suplicas, intensificando nuestra oración, confiando en su misericordia.       Constantemente vemos la intervención de Dios en favor de su pueblo. Muchas de esas veces se ha apoyado en personas para llevar a cabo su proyecto de salvación: Moisés, los Profetas, María, los Apóstoles, entre otros. Hoy hemos visto en la primera lectura que la intervención de Gamaliel resulta favorable a los discípulos del Señor y en el Evangelio un joven que presenta ante Jesús cinco panes y dos pesc

Quiero cambiar

Jueves de la segunda semana de Pascua  Hch 5, 27-33 Sal 33 Jn 3, 31-36      A todos nos resulta conocido este refrán: “dime con quien andas y te diré quién eres”. Pero ¿qué quiere decir o qué significa este dicho? Por medio de él, alcanzamos a observar hasta cierto punto como es la persona: con su manera de vestir, de desenvolverse y la personalidad que presenta, podemos saber como es.       Los Apóstoles convivieron con el Maestro muy de cerca (“llamó a los que Él quiso para que estuvieran con Él” Mc 3, 14); Jesús los mandó a sanar a quien más lo necesitaba (“les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia” Mt, 10, 1); cenaron con Él (“Al atardecer, estaba Jesús sentado a la mesa con los doce discípulos” Mt 26, 20). Ellos andaban con Jesucristo. Ahora bien, ¿con quién andamos? ¿Quién es nuestro modelo? ¿podremos reflejar con nuestras palabras, gestos y acciones que somos discípulos de Jesús?      Los tiemp

Se fiel por amor

Miércoles de la segunda semana de Pascua  Hch 5, 17-26 Sal 33 Jn 3, 16-21      En muchas ocasiones hemos visto injusticias en nuestra vida. La Sagrada Escritura nos muestra varios escenarios de esta índole: viene a mi cabeza los Apóstoles que han sido encarcelados por predicar la Resurrección del Señor; la lapidación de San Esteban; el mismo juicio hecho a Jesucristo. En todos esos ejemplos nos percatamos de algo común: la Palabra de Dios no puede ser aprisionada, es libre.       Hoy en día, nos da temor el predicar esa Palabra: dudamos de mostrar nuestras creencias, caemos en la comodidad de no hacer nada. Esa será nuestra causa de condenación: “porque habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas”. Debemos de darnos cuenta de que Dios nos ha salvado por medio de su Hijo muy amado y nos pide que vayamos a predicar-enseñar todo lo referente a este nuevo estilo de vida.      Créeme, cuando Dios quiere algo, toda oposición humana resulta in

"Tú + Yo = Nosotros"

Martes de la segunda semana de Pascua  Hch 4, 32-37 Sal 92 Juan 3, 7-15      Así como Nicodemo, también nosotros podríamos preguntarnos: ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser posible que la primera comunidad tuviera todo en común? ¿Cómo alguien puede vender su campo y disponer el dinero a la disposición de los Apóstoles? Sin duda alguna, Jesús nos da una bella respuesta en una de sus parábolas: “quien encuentra la perla preciosa, vende todo lo que tiene para poder comprarla” (Mt 13, 45).      Esa realidad sólo puede ser posible por medio del Espíritu Santo, que es el encargado de sostener en medio de la tempestad, que es quien llena de fortaleza el corazón en estos momentos de contingencia. Es el mismo Espíritu el que borra todo deseo egoísta y nos lleva a disponer todo lo que tenemos a los otros.      El cristiano que deja que Dios sea el centro de su corazón, todo lo que posee (material o espiritual) lo podrá ofrecer y presentar a cualquier persona, puesto que en

Renovémonos

Lunes de la segunda semana de Pascua Hch 4, 23-31 Sal 2 Jn 3, 1-8     Todo camino comienza con el primer paso y para poder llegar al destino que se tiene en mente, es necesario tener determinación. Pues eso es lo que podemos ver en Nicodemo al salir de noche al encuentro de Jesús y hacer tan hermosa afirmación: “Maestro, sabemos que tú has venido de Dios…nadie puede hacer los signos que Tú haces, si Dios no está contigo”.       Es evidente que todo itinerario de fe empieza con disponibilidad. Sí, es cierto, Nicodemo tenía disponibilidad, pero todavía estaba muy lejos de captar el misterio de la persona de Jesús y por ende de comprender su doctrina sobre el nuevo nacimiento. Cristo desbarata la lógica humana del fariseo y lo introduce en el misterio del Reino de Dios.      Esto que hemos visto anteriormente surge cuando el hombre renace del agua y del Espíritu. Solo así podemos entender el misterio del Reino de Dios, volviendo a nacer. Pero no pensemos como este far

¿¡Incrédulo!?

II Domingo de Pascua o Fiesta de la Divina Misericordia  Hch 2, 42-47 Sal 117 I P 1, 3-9 Jn 20, 19-31     Cada año, el siguiente domingo al de Resurrección del Señor, conmemoramos la fiesta de la Divina Misericordia. Su principal finalidad será la de mostrar a Dios Misericordioso y el amor que tiene por toda la humanidad. “Dios no se cansa de mostrarnos su misericordia y perdón, es el hombre el que se cansa de buscarlo” (Papa Francisco). Si Dios tuviese un rostro sería el de la misericordia y ¿dónde se ve plasmado ese rostro? En su Hijo muy Amado. Es por Jesús que podemos conocer que tan grande y magnánimo es el perdón y la misericordia de Dios.      Para empezar, Jesucristo “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, por ello será la fuente misma de la misericordia. Cristo quiere que todos los hombres experimentemos de cerca el perdón del Padre, que no viene a condenar, sino a salvar, que no viene a desparramar, sino a juntar,

Dios por delante

Sábado de la octava de Pascua  Hch 4, 13-21 Sal 117 Mc 16, 9-15     Los hombres de hoy, a menudo, nos mostramos conformistas. El miedo al que dirán nos impide presentarnos como cristianos, como personas que libremente hemos adoptado el estilo de vida de Jesús.     Podemos vernos reflejados en el Evangelio que hoy hemos escuchado: María Magdalena fue a decirle a los onces que Jesús estaba vivo y no le creyeron. A otros dos discípulos se les apareció, ellos lo comunicaron a sus hermanos y no les creyeron. Ya cuando no escucharon a Dios por otros, el mismo Cristo Resucitado se les aparece. Pero no sólo lo hizo para que creyeran, sino que les echó en cara su incredulidad y la dureza de su corazón.     En el aquí y en el ahora: ¿tendrá que venir el mismo Jesús a echarnos en cara nuestro pecado, nuestra frialdad, nuestra apatía de vivir como cristianos? Tengamos puesta nuestra confianza en el Señor. El encuentro con Jesús Resucitado no puede quedar infértil, sino que d