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Mostrando entradas de agosto, 2021

"Dios nos quiere libres"

  Martes XXII semana Tiempo Ordinario I Tes 5, 1-6. 9-11 Sal 26 Lc 4, 31-37      Jesucristo, que es la “luz del mundo” (cfr. Jn 8, 12), ha iluminado todos los rincones de nuestra existencia, desde el momento de nuestra concepción, hasta el instante en que partamos de este mundo. Es por esto lo que podemos decir que nosotros somos “hijos de la luz e hijos del día; no lo somos de la noche ni de las tinieblas”.      Debido a esto, podemos ir encaminando nuestro destino con serenidad, teniendo la certeza de que “Dios no nos ha destinado al castigo o a la perdición, sino a obtener la salvación, la cual nos ha sido otorgada por medio de Jesucristo, el Señor”. De aquí, pues, las palabras del Salmo que hemos escuchado: “Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?”.      Si por fe, sabemos lo que nos espera después de esta vida, debemos de “mantenernos despiertos, vigilantes y viviendo sobriamente”. Todo esto equivale a

"Desea ser santo"

  Santa Rosa de Lima, Virgen Fiesta II Co 10, 17- 11, 2 Sal 148 Mt 13, 44-46      Los santos son personas que han vivido el ideal del Evangelio en tiempos y circunstancias concretas. Las razones que han movido a la Iglesia para venerarlos son para impulsarnos a nosotros y motivarnos a vivir, desde lo ordinario, el llamado a la santidad.      La liturgia nos permite celebrar el día de hoy a la primera santa del continente americano: Santa Rosa de Lima. Desde muy pequeña se consagró al Señor, entregándose libre y conscientemente a su amor. Ya con este guiño, la liturgia nos deja entre ver lo grande que fue esta mujer: “El Señor es el lote de mi heredad. Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha” (Sal 15).      Ahora bien, debemos de recordar que el camino de la santidad se da por el camino de la cruz: “El que quiera seguirme que tome su cruz y me siga” (Mt 16, 24). Muchos t

"Una Ley llena de amor"

  XXII Domingo del Tiempo Ordinario: Ciclo “B” Dt 4, 1-2. 6-8 Sal 14 St 1, 17-18. 21b-22. 27 Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23      Tras haber meditado el discurso del “Pan de vida”, la liturgia nos presenta de nuevo al Evangelista san Marcos, el cual meditaremos hasta que termine el año litúrgico.      La liturgia de la Palabra de este domingo destaca como tema principal la “Ley de Dios”, es decir, de su mandamiento, el cual, es un elemento esencial en la vida de los judíos, inclusive en la vida del cristiano, ya que en ella se encuentra la “plenitud del amor” (cfr. Rm 13, 10).      La Ley de Dios es su Palabra, la cual va guiando al hombre por el camino de la vida. A su vez, lo libera de la esclavitud del pecado y lo introduce en la verdadera libertad. Por ese motivo, la Ley no se debe ver como un peso, una carga, como aquellas limitaciones que oprimen o delimitan al hombre, sino como un don precioso que el Señor nos ha regalado, como el testamento de amor que Dios nos ha dado para

"El amor: talento regalado por Dios"

  Sábado XXI semana Tiempo Ordinario I Tes 4, 9-11 Sal 97 Mt, 25, 14-30      Seguimos recordando todas aquellas indicaciones que San Pablo hace a la comunidad de Tesalónica. En la primera parte de la carta, el Apóstol les ha recordado cómo fue su llegada y cómo éstos han recibido el Evangelio de Cristo y todas las indicaciones que les ha dado para vivir fielmente su cristianismo.      Ahora, en la segunda parte de la carta, les quiere dirigir una serie de exhortaciones, para que sigan siendo fieles seguidores del Señor. El día de hoy les hablará sobre el amor fraterno. La gran sorpresa que se nos revela es la manera en como San Pablo se los comenta, ya que no lo hará cómo en otras ocasiones, invitando a amarse como hermanos, sino que les recuerda que “es el mismo Dios el que los ha enseñado a amarse los unos a otros”.      En la cuestión del amor no somos autodidactas, no lo hemos aprendido o nos lo enseñamos a nosotros mismos, sino más bien es el mismo Dios que nos ha enseña

"Un mismo llamado: la santidad"

  Viernes XXI semana Tiempo Ordinario I Tes 4, 1-8 Sal 96 Mt, 25, 1-13      ¿Alguna vez a soñado con algo? No sé: ¿alguna vez a querido ser el mejor en algo? ¿Has añorado en tu vida ser el más grande en algo? Creo que todos, en algún momento de nuestra vida hemos soñado en cosas grandes: tener un buen empleo con un excelente salario, formar una bella familia y habitar en una casa muy prestigiada, tener grandes negocios que le den estabilidad a mi vida, etc. Sin duda alguna estoy seguro de que muchos si hemos soñado así muchas veces.      ¿Qué crees? Dios también tiene un sueño: Él quiere que todos nosotros llevemos una vida sagrada y santa: “Que el Señor los conserve irreprochables en santidad” (cfr. I Ts 3, 12). Y es que vivir una vida santa es la que está a favor de Dios y de los hombres.      Dios no nos llama a vivir una vida impura, sino sagrada. Esta consigna no es única y exclusivamente para los miembros de la comunidad de Tesalónica, sino que también es para nosotros.

"Mantengamonos en vigilancia"

  Jueves XXI semana Tiempo Ordinario I Tes 3, 7-13 Sal 89 Mt, 24, 42-51      San Pablo, al dirigirse a los cristianos de Tesalónica, constantemente nos recuerda que en su vida han existido momentos muy difíciles. También señala los momentos de aprieto en los que se han visto involucrados, las luchas constantes que han entablado. Pero también nos cuenta de aquellos momentos de alegría que han vivido los tesalonicenses.      El Apóstol bien sabe que esos momentos que han vivido, los buenos y los no tan buenos, están apoyados y sostenidos por el Señor, puesto que ellos lo han aceptado como Dios y Salvador. Pablo sabe que puede respirar, puesto que “ellos se mantienen firmes en el Señor”.      Pablo quiere ir a verlos de nuevo, justamente para seguir hablándoles y predicándoles de Jesucristo. Todo esto con la finalidad de fortalecer su fe. Y es lo que actualmente quiere también para nosotros, el “remediar las deficiencias que existen en nuestra fe”.      Lo que el Apóstol pide

"¿Cómo vivimos nuestro cristianismo"

  Miércoles XXI semana Tiempo Ordinario I Tes 2, 9-13 Sal 138 Mt, 23, 27-32      Es de llamar la atención que San Pablo nunca buscó honores, favores, aplausos o reconocimiento en su arduo trabajo evangelizador. Tampoco utilizó los engaños o privilegios que tenía para lograr su cometido. Lo único que quería el Apóstol no fue más que sus oyentes aceptasen a Jesús como la mejor noticia que podían recibir.      Por esa razón, para animar a los cristianos de Tesalónica a perseverar y permanecer en el Evangelio de Cristo, les recuerda, en una primera instancia, cómo ha sido la manera en la que ha evangelizado al pueblo, es decir, la conducta que ha desempeñado en medio de ellos a la hora de predicarles la Buena Nueva, lo cual lo llevó a trabajar para “no serle gravoso a nadie” y “lo leal, recto e irreprochable que fue para no ser una carga para nadie”, tratándolos “como lo hace un padre con sus hijos”.      También agradece a Dios, “porque al recibir la palabra que se les ha predic

"¿Algo bueno puede salir de nosotros?"

  San Bartolomé, Apóstol Fiesta Ap 21, 9-14 Sal 144 Jn 1, 45-51      Hoy celebramos la fiesta del apóstol san Bartolomé (o también conocido como Natanael). El evangelista san Juan nos relata cómo se ha suscitado su primer encuentro con Jesús, el cual, se vive con tanta viveza que nos resulta fácil incorporarnos en la escena.      Sabemos bien que Jesús se encuentra con Andrés y Felipe: “Maestro, ¿dónde vives? Él les respondió: Vengan y lo verán” (Jn 1, 36-39). Este último, poco después del encuentro dado con el Maestro, entusiasmado, busca a su amigo Natanael para comunicarle que ha encontrado a quien Moisés y los profetas estaban esperando: “Jesús, el hijo de José, el de Nazaret”.      Resulta un poco sorprendente la respuesta de Natanael ante tal noticia: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Una afirmación escéptica, poco entusiasta. Bartolomé se resistía a creer que algo bueno podía salir de un pueblo tan insignificante como lo era Nazaret. Ahora, no olvidemos que los j

"Ser veraces"

  Lunes XXI semana Tiempo Ordinario I Tes 1, 1-5. 8-10 Sal 149 Mt, 23, 13-22      El día de hoy comenzamos a reflexionar en la primera carta a los Tesalonicenses. Es el escrito más antiguo que se conserva del Nuevo Testamente fechado aproximadamente en el año 51, apenas unos veinte años de la muerte de Jesús.      Tesalónica era la capital de la Macedonia romana, al norte de Grecia, lugar en donde habitó Pablo por unos meses. Junto con Silas, han fundado una comunidad cristiana, la cual provenía de paganos griegos convertidos al cristianismo.      Ahora bien, San Pablo, en los elogios que hace a la Iglesia de los Tesalonicenses, nos deja plasmada el semblante de cómo debería de ser toda comunidad cristiana, sin importar el tiempo o el lugar en la que se encuentre. Toda comunidad de creyentes tiene que abandonar para siempre cualquier inclinación a los ídolos, ya que todos esos “falsos dioses” que solemos venerar nos apartan del verdadero amor que proviene de Dios. Sólo tenemo

"¿A quién iremos?"

  XXI Domingo del Tiempo Ordinario: Ciclo “B” Jos 24, 1-2. 15-17. 18 Sal 33 Ef 5, 21-32 Jn 6, 55. 60-69      El hombre, a lo largo de toda su vida, busca la felicidad. Cada nuevo día que amanece se le presenta una nueva oportunidad para ser feliz. ¿O quién de nosotros despierta pensando: hoy no quiero ser feliz; hoy quiero pasar un día sumergido en el enojo y la tristeza? Absolutamente todos preferimos la felicidad a la tristeza.      Y es que Jesús es lo que quiere para nosotros; “Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (cfr. I Tm 2, 4). El Maestro quiere que tengamos vida, alegría, felicidad, etc. Por eso nos invita a ir a Él, a alimentarnos de Él.      Tal vez nos pueda suceder lo mismo que a los del Evangelio. Aquellos hombres, al escuchar decir a Jesús, “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”, decidieron no creerle, darle la espalda. Las palabras que Jesús decía comenzaban a parecerles “intolerables, inaceptables”.

"Seamos buenos"

  Sábado XX semana Tiempo Ordinario Rt 2, 1-3. 8-11; 4, 13-17 Sal 127 Mt, 23, 1-12      Al reflexionar este pequeño libro de Ruth, es fácil dejarse cautivarse por él. Contemplamos que, una joven extranjera y Booz, con la generosidad de su persona, harán posible que la bendición de Dios llegue a la casa de su suegra Noemí: Obed, el cual será el abuelo del Rey David.      Cabe resaltar que los protagonistas de esta historia son personas que, desde la sencillez de lo ordinario, hacen posible la esperanza, que por la generosidad con la que viven, toma decisiones que proyectan el designio salvífico del Señor.      Esos pequeños gestos de compasión y amor son los que hacen posible que cada día pueda ser un milagro para muchos. Son esas personas que, en el silencio de la vida sencilla y humilde de cada día, son capaces de acoger al necesitado, de sostener al que flaquea, de fortalecer al débil. Estos personajes son una representación de aquellas personas que viven con honestidad y e