Ir al contenido principal

Entradas

“Ánimo: confía”

  Tiempo de Adviento: 18 de Diciembre   (ferias mayores) Jer 23, 5-8 Sal 71 Mt 1, 18-24      A pesar de todas las infidelidades que el pueblo de Israel cometió, Dios tiene un plan de salvación par ellos. Les dará un rey nuevo, no como aquellos que reinaban en ese tiempo, sino que será un rey justo, prudente, que dará seguridad a Israel, que lo salvará. A aquel rey se le llamará: “el Señor es nuestra justicia”.      El amor de Dios continúa manifestándose para su pueblo: lo liberó una vez de la esclavitud de Egipto; lo rescató de todos sus perseguidores; le devolvió la tierra prometida. De hecho, el Señor sigue haciéndose presente en nuestro tiempo: Él perdona nuestros pecados, nos libera de nuestra congojas, nos sana de nuestras heridas, etc. Aunque muchas veces tenemos caídas o somos débiles, Dios se sigue haciendo presente en nuestra vida para otorgarnos la salvación, ya que su fidelidad es eterna.      Dios quiere salvarnos y para ello quiso entrar en nuestra historia. Junto con Di
Entradas recientes

“Testigos de la luz”

  III Domingo de Adviento Ciclo “B” Is 61, 1-2a. 10-11 Lc 1 I Tes 5, 16-24 Jn 1, 6-8. 19-28      E n la historia de la humanidad existen una gama muy extensa de artistas: hay escritores que han narrado las historias más bellas de la humanidad y las plasman en libros; hay películas-programas que tienen un excelente contenido, una buena trama y se transmiten en las plataformas digitales o se proyectan en la televisión para que la gente las pueda observar; hay diversos artistas talentosos que plasman su arte en algún lienzo o escultura. Pero, ¿qué pasa cuando estos libros, estos programas, esas obras de arte no son contemplados por la humanidad? Quedan vacíos, pierden su razón de ser.      Un libro para que tenga una buena crítica y sea popular tiene que ser leído por varias personas; un programa para que suba su rating y produzca ganancias, tiene que ser visto por la humanidad;    para que una obra de arte pueda ser catalogada como tal, tiene que ser elogiada por el espectador.       Lo

"¿Por qué nunca estamos satisfechos?"

  Viernes II Tiempo de Adviento  Is 48, 17-19 Sal 1 Mt 11, 16-19      El proverbio que emplea Jesús en el Evangelio que hemos meditado, es cómo esos niños a los que se les da una cosa y no les gusta; les das lo contrario y tampoco lo quieren. Ese es el problema del pueblo de Israel: nunca está contento con lo que se le ofrece y se encuentra insatisfecho.      También en la actualidad existen cristianos que no están satisfechos porque no terminan de comprender lo que el Señor les enseña, no entienden las enseñanzas reveladas en el Evangelio. Al vivir de esa manera, se comienzan a buscar nuevos proyectos, dejando fuera del corazón la lógica de Jesús. Por ese motivo muchos terminan alejándose de Él o sumergidos constantemente en una vida de tristeza.      Pero Dios no quiere eso para sus hijos, sino todo lo contrario: la lógica de Jesús debería darnos plena satisfacción, su ejemplo de vida nos debe de llevar a ponerlo a la práctica en nuestra vida cotidiana.      Jesús nos hab

“Dios jamás nos abandona”

Jueves II Tiempo de Adviento  Is 41, 13-20 Sal 144 Mt 11, 11-15 Seguimos avanzando en este tiempo del Adviento. Hoy, en la primera lectura, contemplamos un monólogo del Señor. En él comprendemos que Dios elige a su pueblo no porque fuera una gran o poderosa nación, sino porque era el más insignificante y pequeño de todos. Dios se ha enamorado de esa miseria, se ha cautivado precisamente de su pequeñez. En ese discurso podemos contemplar su ternura, el amor tan magnánimo que tiene por los suyos, como el amor del padre o la madre cuando hablan con el hijo cuando se encuentra en momentos difíciles y lo tranquiliza: “ Te agarro de la mano, no temas, yo mismo te auxilio ”. Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos recibido la caricia de nuestros padres, ya sea que nos encontremos inquietos, desconcertados o tristes. Por eso el Señor nos dice: “ No temas, yo estoy aquí ”; “ yo me he enamorado de tu pequeñez, de tu nada. No temas por tus pecados, ¡te quiero tanto!; y estoy aquí para perd

“En Cristo encontramos descanso”

  Miércoles II Tiempo de Adviento   Is 40, 25-31 Sal 102 Mt 11, 28-30 A lo largo de nuestra vida surgen dificultades. Algunas nos vienen del exterior y otras desde el interior: el cansancio, la desilusión, la confusión, etc. El día de hoy, tanto en la primera lectura como en el Evangelio, se nos habla de aquellos que están cansados, asegurándonos que Dios quiere ayudar a los desfallecidos comunicándoles su fuerza. Recordemos que Dios está cerca de nosotros, nos conoce y nunca ignora las problemáticas por las que estemos pasando. Él está dispuesto a dar fuerza a los débiles, de sostener a los cansados. Es por eso necesario que depositemos nuestra esperanza en el Señor, ya que Él “ renuevan nuestras fuerzas; correremos y no nos cansaremos, caminaremos y no nos fatigaremos ”. El Salmo nos ayuda a completar mejor está imagen de Dios: “ el Señor se preocupa de los suyos, los perdona, los cura, los rescata de la fosa, puesto que él está lleno de gracia y ternura… el Señor es compasivo y mise

“¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”

  Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América Solemnidad  Is 7, 10-14 Sal 66 Gal 4, 4-7 Lc 1, 39-48      “Los tiempos de Dios son perfectos”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esa expresión? ¿Cuántas veces hemos experimentado en nuestra existencia la bondad del Señor? Pues bien, prácticamente es lo que San Pablo nos quiere trasmitir con la expresión: “Al llegar la planitud de los tiempos”.       Dios siempre ha conducido la historia de la humanidad y nada queda fuera de su ternura y amor. Él se presenta a los suyos por medio de signos, de algún acontecimiento, de una persona. Nunca deja de preocuparse por el necesitado, por el que sufre, sino, más bien, va hacia él para asistirlo con su misericordia. La manera en la que el Señor interviene en medio de la humanidad sorprende y hace que el corazón se llene de inmensa gratitud y felicidad. Sin duda alguna, Dios ha puesto su mirada amorosa sobre la nación mexicana en el tiempo perfecto para entregarnos a María en la hermosa advocación de