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Mostrando entradas de julio, 2020

¿Rechazo del profeta?

Viernes de la  XVII semana Tiempo Ordinario Jr 26, 1-9 Sal 68 Mt 13, 54-58      Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos tenido la experiencia de ser corregidos por otro, ya sea para perfeccionar alguna acción que hayamos realizado o simplemente porque lo hemos hecho mal. En ocasiones esta corrección se toma de buena manera: “gracias por tu observación. Me esforzaré más la próxima vez”. Otras veces se toma de mala manera: “¿Quién eres tú para decirme que me he equivocado?; no me tienes que venir a decir cómo se hacen las cosas; lo que pasa es que me tienes celos”.      La corrección fraterna debe de ser un acto de caridad para con el otro, no una humillación o denigración de la persona. Es cierto, nos cuesta trabajo aceptar lo que el otro nos dice, ya que no sabemos cuales son sus intenciones con aquella aportación. Pero si lo vemos más por el lado positivo, si lo vemos como una oportunidad de ser mejores, aún con las malas intenciones que hay en el fondo, realizaremos co

En las manos de Dios

Jueves de la  XVII semana Tiempo Ordinario Jr 18, 1-6 Sal 145 Mt 13, 47-53      Nos encontramos con otro gesto simbólico que Dios comunica a Jeremías: el barro y el alfarero. Todos somos como esa arcilla en las manos del artesano, en las manos del Señor. Dios nos va trabajando uno a uno: somos un modelo original, irrepetible.      Recordemos que Adán fue formado de la tierra. Es una imagen antigua, pero nos ilumina para darnos cuenta de como debemos de ser en las manos del Artista Supremo: dóciles, disponibles a lo que Él quiere de nosotros. Y ya sabemos que es lo que quiere forjar en cada uno de los bautizados: la imagen de su Hijo.      Si nosotros somos el barro y Dios es el alfarero, por ende, hay que dejarnos moldear por Él. El profeta Isaías también empleó la imagen del Alfarero y nos sugería una oración humilde para que Dios no pierda la paciencia con nosotros: “Señor, Tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y Tú el Alfarero: todos somos obras de tus manos. No t

Elige lo mejor

Miércoles de la  XVII semana Tiempo Ordinario Santa Marta   Jr 15, 10. 16-21 Sal 58 Lc 10, 38-42      A lo largo de nuestra vida vamos haciendo elecciones. Casi en todo elegimos lo que queremos: al comenzar el día, tú eliges que ropa usaras; si vas a comprar un helado, optas el sabor que más te agrade; si vas a mandar un mensaje, determinas que palabras utilizarás; si vas a salir de viaje, eliges a donde irás. Toda la vida del hombre se va dando por pequeñas o grandes decisiones.      Es lo que hemos meditado el día de hoy en el Evangelio: una mujer que eligió estar limpiando su hogar y otra que opto por quedarse a escuchar el mensaje del Señor.  Ahora bien: ¿quién de las dos hizo lo correcto? Se podría decir que las dos. Marta buscaba que Jesús estuviera cómodo en el hogar; María se nutría de lo que el Maestro le enseñaba.      Las elecciones las vamos tomando diariamente. En estos días hemos reflexionado sobre la infidelidad del pueblo de Israel. Ellos eligieron servir a di

Dios está siempre con nosotros

Martes de la  XVII semana Tiempo Ordinario Jr 14, 17-22 Sal 78 Mt 13, 36-43      El texto del profeta Jeremías que hemos reflexionado el día de hoy, nos hace situarnos en algún momento de nuestro vivir que hemos o estamos pasando. Esos momentos en que parece que todo está perdido, que sucede lo que no deseamos, en donde los deseos o anhelos del corazón no son alcanzados.       Es un tiempo de gracia, en dónde reconocemos que sólo con la ayuda de Dios vamos a salir de esta situación complicada. Claro ejemplo será lo que estamos viviendo en estos momentos de pandemia al ver que el numero de infectados va en aumento.      Como le sucedió al pueblo de Israel, nos puede suceder a nosotros: pensamos que Dios nos ha abandonado, que nos ha dejado solos. Pero ¿qué hacer ante esta situación? La tentación nos puede llevar a buscar y emplear salidas fáciles: recurrir a los ídolos, fiarnos a falsos dioses, caer en la desesperanza, etc.      Es el mismo texto el que nos irá mostrando el

Desde lo sencillo

Lunes de la  XVII semana Tiempo Ordinario Jr 13, 1-11 Sal 32 Mt 13, 31-35      Las acciones simbólicas que emplean los profetas en sus profecías, con una pedagogía sencilla y coloquial, les sirven para mostrar el mensaje que Dios quiere trasmitir a su pueblo. Como es el caso del día de hoy: el gesto del cinturón de lino.      Un cinturón puede ser un decoro muy hermoso y llamativo. Pero si se descuida, se deja estropear, se moja, no se cuida, deja de ser bonito y deja de servir como accesorio. Está analogía le queda como anillo al dedo al pueblo de Israel: en otro tiempo fue el adorno de Dios y Él se alegraba por ello. Pero esta nación se desvió del camino y se pudrió: se alejó de Dios, pecaron de idolatría, buscaban soluciones por su cuenta, le fueron infieles al Señor.       Esta enseñanza se nos puede aplicar a nosotros también: podemos ser un adorno bello de Dios o un cinturón putrefacto. Como católicos deseamos ser ese adorno del Señor, relucir en Él por medio de nuestra

Buscar el tesoro

Domingo XVII Tiempo Ordinario Ciclo “A” I Re 3, 5-13 Sal 118 Rom 8, 28-30 Mt 13, 44-52      El día de hoy la liturgia nos presenta un pasaje sobre la vida del rey Salomón. Aquí se nos muestra como fue el principio de su reinado, cuando todavía era muy joven. Salomón tenía una responsabilidad muy grande y se trataba de guiar, cuidar, proteger a una nación consagrada: el pueblo de Israel.       Él decide ofrecer un holocausto al Señor para así encomendar su misión. Esto es agradable a Dios. Por ello, decide visitarlo y concederle aquello que le pidiera. ¿Qué pidió Salomón? Sabiduría de corazón para gobernar a su pueblo y para discernir el bien del mal. A lo cual, el Señor no dudo en concebirle.      Qué grato es este pasaje y que bien nos viene a hacer en este tiempo. Pudo haber pedido riquezas, poder para someter a sus enemigos, fortaleza para luchas las batallas, tierras para incrementar su dominio territorial. Pero no fue así, pidió sabiduría de corazón.      ¿Qué signifi

Testigo de fe

Santiago el Mayor, Apóstol  II Co 4, 7-15 Sal 125 Mt 20, 20-28      Celebramos el día de hoy la fiesta del Apóstol Santiago el Mayor. Junto con San Pedro y San Juan, perteneció al grupo de los tres discípulos privilegiados admitidos por Jesús a los acontecimientos más importantes de su vida.      Santiago participó en la agonía del Señor en el huerto de Getsemaní y en el acontecimiento de la Transfiguración de Jesús. Situaciones muy distintas entre sí: por una parte, el Apóstol experimenta la gloria del Señor. Lo divisa conversando con Elías y Moisés y como el Señor se llena de un esplendor divino; en el otro momento, se encuentra ante el sufrimiento del Maestro.      Al contemplar estas dos escenas en su vida, Santiago tuvo una maduración de fe, para así poder entender el cómo se tenían que dar las cosas por parte de Dios. Para poder entender la gloria del Salvador, tuvo que apreciar a un Mesías que sufriría. Tuvo que entender que ser discípulo del Señor no sólo se trataba d

Vuelve a Mí

Viernes de la  XVI semana Tiempo Ordinario Jr 3, 14-17 Sal 31 Mt 13, 18-23      El día de ayer, el Señor nos reprochaba nuestra falta de amor y fidelidad. Hoy Dios nos pide que volvamos a Él de todo corazón. Es este Esposo abandonado el que abre el camino de vuelta a su Novia infiel. De esta manera, le da la posibilidad de cambiar, de volver al lugar del cual no tenía porque haberse marchado.      Dios no quiere que ninguno de sus hijos se pierda o perezca, sino que tenga la vida eterna. Es por eso que siempre prolongará esta perspectiva esperanzadora que hemos reflexionado en el salmo: “El que dispersó a Israel, lo reunirá de nuevo, lo guardará como pastor a su rebaño”.      Este retorno del pueblo de Israel debería de significar en nosotros un ejemplo y motivación a seguir: hay que volver al Padre. Jesús en sus Evangelios nos muestra diferentes personajes que han vuelto al camino correcto: el llamado de Mateo (Mt 9, 9-13), la mujer adultera (Jn 8, 1-8), la conversión de Zaq

Volver al primer amor

Jueves de la  XVI semana Tiempo Ordinario Jr 2, 1-3. 7-8. 12-13 Sal 35 Mt 13, 10-17      “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres” (Hb 1, 1). Así es, Dios nos ha hablado de diferentes maneras a lo largo de nuestra vida: por medio de exhortaciones, correcciones fraternas, con signos portentosos, con parábolas, con ejemplos, etc.      El profeta Jeremías, en la primera lectura de este día, describe la relación que se da entre Dios y los hombres: una relación de pareja. Los profetas hablaban en términos de amor humano cuando querían expresar cómo nos ama el Señor. Por ello, Dios será el Novio y el pueblo será la Novia.      Dios encara a su pueblo, lo confronta diciéndole: “antes me amabas más y mejor”. Y es verdad: el pueblo de Israel, una vez sacado de la esclavitud del faraón en Egipto, le era fiel, seguía el camino que le mostraba. Pero cuando entró en Canaán, se dio la infidelidad, la rebeldía, la idolatría: rechazaron a Dios como su Novio.

Buscando el Amor

Santa María Magdalena  Ct 3, 1-4a Sal 62 Jn 20, 1. 11-18      Celebramos el día de hoy a Santa María Magdalena, la primera testigo de la Resurrección del Señor. Una mujer pecadora, que constantemente caía en su fragilidad. Fue una persona que buscaba salir de las tinieblas. Pero por ella misma nunca lo logró.       En el libro del Cantar de los Cantares que hemos reflexionado el día de hoy, nos percatamos de una mujer que esta en la búsqueda del amor de su alma. En ese peregrinar, el camino se va haciendo cada vez más largo. Algo parecido le sucedió a María Magdalena: ella buscaba el Amor, pero lo hacía por caminos equivocados. Al final, el Amor terminó encontrándola a ella cuando menos lo esperaba.      Todos queremos encontrar el Amor. Digo, ¿a quién no le gusta sentirse amado por otro? ¿A quién no le gusta saberse amado por Dios? Ciertamente es una tarea muy complicada, la de encontrar el amor, pero más que buscar, debemos de dejarnos encontrar por Él. No tengas miedo a en

Familia del Señor

Martes de la  XVI semana Tiempo Ordinario Mi 7, 14-15. 18-20 Sal 84 Mt 12, 46-50      Las palabras que nos presenta el día de hoy Miqueas son más esperanzadoras que los días anteriores. Es una mezcla de afirmaciones proféticas y de suplicas ante el Señor que es misericordioso. La confianza del profeta se basa en que Dios sigue siendo fiel a las promesas hechas desde Abraham y en que nuestro Padre no deja de perdonar a su pueblo.      El profeta emplea la imagen del rebaño, que es conducido por el único pastor: Dios. Este es un Dios de misericordia, fiel al juramento hecho a nuestros padres. La misericordia y la fidelidad son, sin duda alguna, rasgos predominantes de Dios.      Estas palabras nos viene bien escucharlas en nuestro tiempo, ya que sabemos de nuestra debilidad y de la grandeza del perdón de Dios. Jamás deberíamos de cansarnos de proclamar la misericordia y bondad de Dios para con todos los pecadores: “Dios nunca se cansa de perdonarnos, somos nosotros los que nos

Señales

Lunes de la  XVI semana Tiempo Ordinario Mi 6, 1-4. 6-8 Sal 49 Mt 12, 38-42      Miqueas, en el texto que hoy reflexionamos, nos plantea un tema importante: la necesidad de hacer memoria. Su exhortación es clara: invita al pueblo a recordar cómo la presencia de Dios lo ha acompañado en su camino hacia la tierra prometida.      Tener memoria nos hace tener presente que no hemos partido de la nada, sino que tenemos una identidad, un origen. No somos un pueblo que está vacilando o vagando en el universo. Dios nos ha brindado las coordenadas necesarias para conducir nuestras vidas y darle un sentido pleno.      Así como le sucedió al pueblo tras la represaría que hace el profeta, así nos debe de suceder a nosotros: debemos recobrar nuestro camino hacia Dios. Pero no desde nuestra comodidad o conveniencia, sino desde una escucha verdadera, ya que, una escucha verdadera de Dios nos librará de las concepciones erróneas y aumentará nuestra relación con Él.      El profeta Miqueas n

Crecer con paciencia

Domingo XVI Tiempo Ordinario Ciclo “A” Sb 12, 13. 16-19 Sal 85 Rom 8, 26-27 Mt 13, 24-43      En este domingo la liturgia nos vuelve a proponer algunas parábolas evangélicas, en las cuales Jesús busca dar a entender, con pequeñas comparaciones humanas, como sería el Reino de los Cielos.      En la primera parábola, nos encontramos con una situación concreta: el enemigo ha arrojado semilla de cizaña en un campo, en el cual se había ya depositado la semilla del trigo. Todos sabemos que el enemigo del dueño del campo es el maligno, aquel que ha buscado separar y dividir a las personas, a las familias, a la Iglesia.       En un primer momento nos percatamos de que el mal (representado con la cizaña), es sembrado por el enemigo. El maligno sabe en qué momento arrojar la semilla de la cizaña: lo hace en la noche, en la oscuridad, donde todos están descuidados. Él va a donde no hay luz para sembrar la maldad.       Este enemigo es muy inteligente: ha sembrado el mal en medio del bie