Ir al contenido principal

La fiesta está preparada

 Domingo XXVIII Tiempo Ordinario Ciclo “A”


Is 25, 6-10a

Sal 22

Flp 4, 12-14. 19-20

Mt 22, 1-14



    J. Ratzinger define a “la Eucaristía como la fiesta de la fe”. En ella desemboca la esencia del misterio cristiano: el misterio de un Dios que se acerca a la humanidad compartiendo su caminar, hasta el punto de ofrecer su propia vida por la salvación de los hombres.


    La celebración de la salvación hunde sus raíces y encuentra su razón de ser en el misterio de la Cruz, el cual, hace posible las nuevas bodas entre el Cordero y la criatura. Todos estamos invitados a la fiesta de la boda.


    Aquí lo más sobresaliente no es si aceptamos o rechazamos la invitación, sino la iniciativa que tiene el Señor para invitarnos a la fiesta. La salvación no es en ningún caso una autoredención, sino la respuesta libre a la invitación que hace el mismo Dios.


    Él nos llama a la comunión consigo mismo a través de la meditación, de la escucha humilde de su Palabra, de la docilidad por acoger el Magisterio de la Iglesia y de la viva participación de las celebraciones litúrgicas, en las cuales se encuentra la presencia del Resucitado.


    El Papa Benedicto XVI, en la encíclica Deus Caritas est, dice: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DCE 1). Esta persona es el Señor, que nos invita a la fiesta que celebramos con fe cada domingo.


    La Eucaristía es la anticipación de aquella fiesta de bodas que se celebrará en el banquete escatológico y definitivo. La comunión plena con Dios está anticipada en el hoy de la fe por vía del Espíritu de Dios: es el mismo Espíritu el que nos permite gustar la dulzura del banquete celestial, que tiene su razón de ser en la Cruz y Resurrección del Señor.


    Aun respondiendo a la iniciativa divina de participar en la alegría del Señor, para ser admitidos en esa fiesta de boda, tiene que ser necesario llevar el vestido de fiesta: es necesario revestirnos de Cristo.


    ¿Cómo revestirnos de Cristo? El primer modo es por medio del bautismo “El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación (cf Jn 3,5). Por ello mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones (cf Mt 28, 19-20; cf DS 1618; LG 14; AG 5). El Bautismo es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento (cf Mc 16,16). La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la bienaventuranza eterna” (CEC 1257).


    Revestirse de Cristo, además de esto, significa adquirir todas aquellas virtudes humanas y cristianas que son el fruto maduro de la libertad del hombre y la disponibilidad de cultivar constantemente la gracia que recibimos por parte de Dios.


    Pidámosle al Señor que su gracia continuamente nos acompañe en nuestro caminar personal, de manera que, sostenidos por su ayuda paterna, no nos cansemos de hacer el bien y responder a la invitación del Señor para participar del boquete de bodas.





Pbro. José Gerardo Moya Soto

Comentarios

  1. Como siempre Padre el Espíritu Santo hace su trabajo en usted, gracias por compartir ;)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

"Dios nos hace dignos"

  Sábado XII semana Tiempo Ordinario Gn 18, 1-15 Lc 1 Mt, 8, 5-17      La escena que reflexionamos en la primera lectura es la famosa aparición de Dios a Abraham junto a la encina de Mambré: son tres hombres, pero parece que es sólo uno; son ángeles, pero en algunos momentos del diálogo, parece que es el mismo Dios. Abraham sigue siendo un modelo de fe y ahora, como buen hombre que es, nos muestra cómo debemos de acoger en nosotros la voluntad de Dios.      Hemos de estar atentos a la manera en la que Dios no visita, ya que muchas veces se reviste de lo ordinario o de lo extraordinario. Tenemos que aprender a descubrirlo en las personas, en los acontecimientos que nos suceden, en la misma naturaleza que nos habla de su excelsa gloria, etc.      Por otra parte, llama la atención y parecería que Dios tiene un gusto muy peculiar por elegir, para su obra redentora, personas débiles, a matrimonios ancianos y hasta estériles. Basta...

Una Vida nueva..

Viernes de la octava de Pascua  Hch 4, 1-12 Sal 117 Jn 21, 1-14      ¿Qué le está pasando a Pedro? Parecería que no es el mismo que había llamado Cristo: parece un impostor. ¿Qué no había negado tres veces al Maestro? ¿Qué no le había prometido dar la vida por Él y salió corriendo? Entonces ¿qué mosca le picó? ¿Qué pasó con ese Pedro pecador, frágil, cobarde? Fácil de responder: tuvo un encuentro personal con Jesús resucitado. La Pascua viene a ser un tiempo propicio para que se de ese encuentro con el Resucitado.      Cabria preguntarnos entonces: ¿cómo se dará ese encuentro con el resucitado? En ocasiones nos podemos equivocar si pensamos que Jesús solo se encuentra en los templos o en la intimidad de la oración. Jesús se hace presente en todos los lugares de nuestra vida: trabajo, casa, oficina, escuela, etc.  Jesús sale a nuestro encuentro en cualquier instante de nuestra existencia. No dejemos que este tiempo de gracia pa...

Renovémonos

Lunes de la segunda semana de Pascua Hch 4, 23-31 Sal 2 Jn 3, 1-8     Todo camino comienza con el primer paso y para poder llegar al destino que se tiene en mente, es necesario tener determinación. Pues eso es lo que podemos ver en Nicodemo al salir de noche al encuentro de Jesús y hacer tan hermosa afirmación: “Maestro, sabemos que tú has venido de Dios…nadie puede hacer los signos que Tú haces, si Dios no está contigo”.       Es evidente que todo itinerario de fe empieza con disponibilidad. Sí, es cierto, Nicodemo tenía disponibilidad, pero todavía estaba muy lejos de captar el misterio de la persona de Jesús y por ende de comprender su doctrina sobre el nuevo nacimiento. Cristo desbarata la lógica humana del fariseo y lo introduce en el misterio del Reino de Dios.      Esto que hemos visto anteriormente surge cuando el hombre renace del agua y del Espíritu. Solo así podemos entender el misterio del Reino de Dios, volvi...