Tiempo de Adviento: 23 de Diciembre
(ferias mayores)
Ml 3, 1-4. 23-24
Sal 24
Lc 1, 57-66
Recordemos que la misión de un profeta es comunicar al pueblo de Dios las revelaciones que Él le ha hecho. Es por lo que el profeta Malaquías, en el siglo V antes de Cristo, se dirige a la comunidad, invitándolos a una restauración política y religiosa, ya que están cayendo en muchos abusos: los invita a reconciliarse con Dios.
Dios nunca abandona a su pueblo y, es por eso, que anuncia reformas en esta estructura. Para eso, envió a un mensajero que prepare el camino del mismo Señor. La misión de aquel hombre será que los hombres se “conviertan de corazón”.
Por esa razón, el evangelista Lucas nos ayuda a darle más suavidad al tema, invitándonos a reconocer la venida del Señor: “miren y levanten la cabeza; se acerca el día de su liberación” (Lc 21, 28). Eso sí, eso implica un compromiso de nuestro caminar por las sendas del Señor, haciéndolo con lealtad y rectitud, guardando siempre su alianza, volviendo a Él.
Aunque los judíos han interpretado el mensaje de Malaquías literalmente, esperando al profeta Elías que ha de venir al final de los tiempos, Jesucristo lo identificó desde el principio a San Juan Bautista, del cual hemos reflexionado su nacimiento en el Evangelio.
La figura de Juan nos invita a la conversión, volver nuestro corazón hacia ese Señor que viene y a dejarnos salvar por Él. La voz del Bautista, en este tiempo litúrgico del Adviento, es una invitación a mantenernos vigilantes, a no vivir adormilados, sino con la mirada puesta en el Señor.
El Adviento es un tiempo propicio para ponernos en marcha al encuentro del Señor que viene a salvarnos. Es por esa razón que nuestra vida, como el pueblo de Israel y sus viejas costumbres, hay cosas que tienen que cambiar, muchas actitudes que debemos purificar, caminos que necesitan ser enderezados.
Ojalá que en esta Navidad corra la voz de la Buena Nueva entre nuestras familias y amigos, llenándose todos de una alegría interior; esperemos que también surjan entre nosotros y sean escuchadas las voces de profetas como Malaquías y el Bautista que claman la llegada de la salvación; confiemos que entre nosotros haya evangelizadores que anuncien a todo mundo que el Señor es cercano a su pueblo, que Él es el Emmanuel, Dios-con-nosotros.
Hagamos caso a la invitación de Malaquías, la cual consiste en la reconciliación: reconciliarnos con Dios, reconciliarse los padres con los hijos, entre los hermanos, entre los vecinos, etc. Esta es la mejor preparación para la Navidad: un Dios que se ha hecho Dios-con-nosotros y que nos invita a ser nosotros-con-Dios.
Que estos días previos a celebrar la fiesta de la Navidad, hagamos todo lo que este en nuestras manos para reconciliarnos con Dios, con el hermano, haciendo que todos se sientan invitados a vivir el Nacimiento del Señor con alegría, paz y amor. No tengas miedo de ser profeta en este tiempo, ya que tú puedes ser el instrumento que Dios ha elegido para llegar a los corazones de los más necesitados.
Pbro. José Gerardo Moya Soto
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