Lunes V semana Tiempo Ordinario
Gn 1, 1-19
Sal 103
Mc 6, 53-56
El día de hoy, en la primera lectura del libro del Génesis, se nos muestra a Dios como creador del universo, aunque es cierto que la Creación nunca termina, puesto que Dios sigue creando y sosteniendo lo creado. Por otro lado, en el Evangelio, contemplamos a Jesús, que viene a recrear lo que se había quebrantado por el pecado.
Ante la primera Creación, estamos llamados a responder con responsabilidad y amor a todo aquello que Dios nos ha regalado, ya que Él así nos lo ha pedido: la tierra es de ustedes, sáquenle provecho; sométanla; háganla crecer y prosperar. Tenemos que cuidar lo que Dios nos ha confiado, puesto que nosotros somos administradores, no somos dueños de la Creación.
No podemos adueñarnos de la Creación, sino debemos hacerla salir adelante, salvaguardándola. Es así como se da la primera respuesta al trabajo de Dios: trabajar por la tierra y proteger la Creación. El cristiano está llamado a proteger lo que Dios le ha confiado, a cuidar de este mundo.
Un cristiano que no protege la Creación, que no la hace crecer, es un cristiano que no le importa el trabajo que Dios ha hecho, aquel trabajo que nace del amor de Dios por la humanidad. Responder a ese amor tan maravilloso del Padre, se vera reflejado no sólo con mis palabras, sino con mi manera de cuidar y proteger la Creación.
En el año del 2015, el Papa Francisco publico una carta encíclica, llamada “Laudato Si” (“Alabado seas”), la cual está dirigida a todas las personas de buena voluntad. En ella, el Santo Padre enfatiza el vínculo entre dignidad, desarrollo y cuidado del mundo. El Sumo Pontífice, nos invita a entablar un diálogo sobre nuestra casa común y todos aquellos actos que atentan contra el medio ambiente, llevándonos a la reflexión y exhortación por cuidar la tierra que Dios nos ha regalado. ¿Qué estoy haciendo por cuidar la casa común que se me ha dado? ¿Valoro la obra de la Creación que Dios hizo por y para mí? ¿En verdad deseo contribuir al cuidado de esta tierra?
Ahora bien, ¿Cómo respondo a la segunda creación? ¿Cómo contemplo la acción recreadora del Hijo de Dios? San Pablo no invita a que “nos dejemos reconciliar con Dios” (II Co 5, 20), dejarnos conducir por este camino, abriéndonos al perdón y misericordia de Dios. Por la fe, creemos en un Dios que envió a su Hijo para el perdón de los pecados. Si nos dejamos reconciliar por Jesús, estaremos respondiendo a la recreación.
Nuestra vida tiene que ser una respuesta a Dios, no solo de palabras, sino con las obras. Estamos llamados a proteger y hacer crecer la Creación, a dejarnos reconciliar con Jesucristo. Esto lo podemos llevar a cabo por la obra del Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones.
Que el Señor nos conceda la gracia de entender que Él está presente en la obra de la Creación; que nos dé la fortaleza y determinación de responder con amor y dedicación al cuidado de nuestra casa común; y que el mismo Espíritu nos lleve a dejarnos reconciliar con el Señor, que viene a hacer nuevas todas las cosas.
Pbro. José Gerardo Moya Soto

Comentarios
Publicar un comentario