Ir al contenido principal

"Sobre ti edificaré mi Iglesia"

 Cátedra de San Pedro

Fiesta 


I P 5, 1-4

Sal 22

Mt 16, 13-19



    El día de hoy celebramos la fiesta de la cátedra de San Pedro y por medio de ella, la fe en Cristo, el Hijo de Dios. Recordemos en este día a aquellos primeros seguidores a los que Jesús llamó, acercándose a sus vidas en medio de sus tareas ordinarias.


    Entre aquellos a los que llamó recordamos hoy a Pedro. Simón, que por todos es bien sabido, era un pescador rudo, al cual le ganaba el impulso, que en ocasiones se mostraba contradictorio; estaba seguro de entregarlo todo por Cristo y en el momento en donde las cosas se pusieron color de hormigas, lo negó y lo abandonó; pero también fue capaz de reconocerse pecador y dejarse encontrar por la mirada amorosa de Jesús. En él, muchos nos podemos sentir identificados o inclusive reflejados.


    Es entonces donde nos podemos percatar de la maduración que se va dando en el camino de la fe que Simón ha recorrido: desde la conciencia humilde y sencilla de su debilidad, que lo llevó a decir desde lo más profundo de su corazón, “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero” (Jn 21, 17), hasta recibir de Jesús un nuevo nombre y su nueva misión, “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.


    Sabemos que Jesucristo dio pleno cumplimiento a esa promesa después de la resurrección, cuando mandó a Pedro: “Cuida de mis corderos; apacienta mis ovejas” (cfr. Jn 21, 15-17). Por ese motivo, en la primera lectura, hemos reflexionado sobre la imagen del pastor que cuida de su rebaño.


    Pedro nos recuerda que la misión que ha recibido es ante todo la de ser pastor de un rebaño, de aquel rebaño que el Señor le confió. Simón sabe que el rebaño no es de su propiedad; por lo tanto, se presta solicito al servicio humilde de su grey y de Aquel que es el único Pastor, en el cual se busca y descubre el verdadero significado de la tarea de pastorear,


    La cátedra de San Pedro o, mejor dicho, quien se sienta en la cátedra de San Pedro, tiene la misión de predicar a Cristo, ser nuestro mediador delante de Él, acercarnos continuamente al Señor. Ciertamente esta labor es de todo bautizado, pero no cabe duda de que esta es una encomienda especial y  Jesús se la ha confiado a San Pedro y a todos sus sucesores.


    En la cátedra de Pedro hoy se sienta el Papa Francisco. Un hombre, que al igual que Simón, sabe de su grandeza y de su pequeñez. No se eclipsa ni se recata en decir que también él es pecador. Pero también sabe que la misericordia de Dios es mucho mayor que todo su pecado.


    El día de hoy, pongamos en las manos de Dios a nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, para que, siguiendo siempre el ejemplo de Cristo y su elección privilegiada por lo pobres, se mantenga firme en el camino de la fe y cuide de la Iglesia que le fue encomendada. Hagámoslo de la misma manera en como Jesús lo hizo con Simón, Pedro: “Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, confirma a tus hermanos” (cfr. Lc 22, 32).



Pbro. José Gerardo Moya Soto

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una Vida nueva..

Viernes de la octava de Pascua  Hch 4, 1-12 Sal 117 Jn 21, 1-14      ¿Qué le está pasando a Pedro? Parecería que no es el mismo que había llamado Cristo: parece un impostor. ¿Qué no había negado tres veces al Maestro? ¿Qué no le había prometido dar la vida por Él y salió corriendo? Entonces ¿qué mosca le picó? ¿Qué pasó con ese Pedro pecador, frágil, cobarde? Fácil de responder: tuvo un encuentro personal con Jesús resucitado. La Pascua viene a ser un tiempo propicio para que se de ese encuentro con el Resucitado.      Cabria preguntarnos entonces: ¿cómo se dará ese encuentro con el resucitado? En ocasiones nos podemos equivocar si pensamos que Jesús solo se encuentra en los templos o en la intimidad de la oración. Jesús se hace presente en todos los lugares de nuestra vida: trabajo, casa, oficina, escuela, etc.  Jesús sale a nuestro encuentro en cualquier instante de nuestra existencia. No dejemos que este tiempo de gracia pa...

"Dios nos hace dignos"

  Sábado XII semana Tiempo Ordinario Gn 18, 1-15 Lc 1 Mt, 8, 5-17      La escena que reflexionamos en la primera lectura es la famosa aparición de Dios a Abraham junto a la encina de Mambré: son tres hombres, pero parece que es sólo uno; son ángeles, pero en algunos momentos del diálogo, parece que es el mismo Dios. Abraham sigue siendo un modelo de fe y ahora, como buen hombre que es, nos muestra cómo debemos de acoger en nosotros la voluntad de Dios.      Hemos de estar atentos a la manera en la que Dios no visita, ya que muchas veces se reviste de lo ordinario o de lo extraordinario. Tenemos que aprender a descubrirlo en las personas, en los acontecimientos que nos suceden, en la misma naturaleza que nos habla de su excelsa gloria, etc.      Por otra parte, llama la atención y parecería que Dios tiene un gusto muy peculiar por elegir, para su obra redentora, personas débiles, a matrimonios ancianos y hasta estériles. Basta...

Renovémonos

Lunes de la segunda semana de Pascua Hch 4, 23-31 Sal 2 Jn 3, 1-8     Todo camino comienza con el primer paso y para poder llegar al destino que se tiene en mente, es necesario tener determinación. Pues eso es lo que podemos ver en Nicodemo al salir de noche al encuentro de Jesús y hacer tan hermosa afirmación: “Maestro, sabemos que tú has venido de Dios…nadie puede hacer los signos que Tú haces, si Dios no está contigo”.       Es evidente que todo itinerario de fe empieza con disponibilidad. Sí, es cierto, Nicodemo tenía disponibilidad, pero todavía estaba muy lejos de captar el misterio de la persona de Jesús y por ende de comprender su doctrina sobre el nuevo nacimiento. Cristo desbarata la lógica humana del fariseo y lo introduce en el misterio del Reino de Dios.      Esto que hemos visto anteriormente surge cuando el hombre renace del agua y del Espíritu. Solo así podemos entender el misterio del Reino de Dios, volvi...