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"Déjate encontrar por el Maestro"

 Santos Felipe y Santiago, Apóstoles

 Fiesta


I Co 15, 1-8

Sal 18

Jn 14, 6-14



    El día de hoy celebramos la fiesta de los Apóstoles Felipe y Santiago. Aunque la Sagrada Escritura nos presenta dos perfiles breves de estos personajes, no dejan de ser atractivos y representativos para la Iglesia.


    En la primera carta a los Corintios que hoy hemos meditado, Santiago aparece como “testigo de la resurrección de Jesús”, pero no lo hace en solitario, sino como un eslabón en una larga cadena de testigos. Por su parte, el Evangelio de Juan nos presenta a Felipe como aquel buscador de Dios: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”.


    La liturgia nos ofrece la celebración de esta fiesta, como la de diferentes santos a lo largo del Año Litúrgico, para hacernos profundizar más en la Historia de Salvación. Puede suscitar en cada uno de nosotros desconcierto, debido a que se conocen pocas cosas de estos hombres. Sin embargo, cada detalle, por más pequeño que sea, es como una “perla preciosa” escondida en el Evangelio, la cual pretende estimular nuestra vida y convertirnos así en auténticos seguidores de Jesús.


    Al contemplar a Santiago y en aquel encuentro que tuvo con Cristo Resucitado, no nos queda más remedio que preguntarnos: ¿cómo se me ha aparecido a mí el Señor? ¿Pertenezco al grupo de los testigos del Resucitado o me limito simplemente a ser un espectador más? ¿Experimento en mi vida la presencia de Jesús resucitado y, por medio de ello, soy capaz de vivir a imagen y semejanza de lo que Él me pide?


    Cuando meditamos en el Apóstol Felipe, pensemos en el deseo tan profundo que tenemos por conocer al Padre. Aunque aquella respuesta dada por Jesús era para la pregunta de Tomás, “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí”, da oportunidad a la petición de Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”.


    Al igual que el Apóstol de los gentiles, Felipe y Santiago quieren dejar claro el encuentro que han tenido con el Señor. De esto nos percatamos en la primera lectura: “Les trasmití ante todo lo que yo mismo he recibido”. Ellos tuvieron la gran dicha de encontrarse con el Señor. Es por ese motivo que toda su predicación se basará en aquello que han vivido y recibido de Él. Ciertamente es necesario creer, pero también es fundamental vivir de acuerdo con lo que se cree, como estos Apóstoles.


    No olvidemos que nuestra vida debe de estar orientada para encontrarnos con Jesús Resucitado, al igual que le sucedió a Felipe y Santiago. Que al contemplar el Rostro de Cristo podamos ver al mismo Padre y que ese encuentro con el Maestro nos haga dar siempre razón de nuestra fe, no sólo de palabras, sino también con nuestro testimonio. Que nuestra amistad con el Señor será indispensable todos los días nuestra vida.



Pbro. José Gerardo Moya Soto

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