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"Ya no hay pretexto"

 Lunes VII de Pascua 


Hch 19, 1-8

Sal 67

Jn 16, 29-33



    San Pablo, al encontrarse con algunos discípulos en Éfeso, se da cuenta de que ellos aún no han recibido el Espíritu Santo, pero no porque ellos no lo hayan querido recibir, sino porque ellos mismos dicen: “Ni siquiera hemos oído decir que existía el Espíritu Santo”. Digamos que aquellos hombres tenían una justificación al no ser instruidos, lo cual es comprensible por la época en el que vivían. De alguna manera se comprende su ignorancia del Espíritu Santo.


    Por fortuna en nuestro tiempo no podemos tener esa excusa-justificación. No podemos poner pretextos y decir: “nadie nos ha enseñado; nadie nos ha instruido”. En la actualidad, la inmensa mayoría tiene alcance a la tecnología y con ella profundizar en la fe. Ciertamente no todos tienen las mismas posibilidades de acceder a esta información, pero, los que sí tenemos dicha oportunidad: ¿qué estamos haciendo para profundizar en nuestra fe?


    Gracias a la tecnología, muchas personas se han hecho expertas en crear memes, en observar diferentes series o películas, en pasar largos jornales en medio de las redes sociales para chismear o criticar a las personas. ¿Cuántos hemos aprovechado la oportunidad para descargar un buen libro? ¿Cuántos se han dado la tarea de meditar en escritos eclesiales, como lo pueden ser encíclicas, exhortaciones apostólicas, cartas pastorales, etc.?


    ¿No eres bueno para la lectura y te gustan más los videos? También existe la oportunidad de contemplar programas que nos ayuden a profundizar en nuestra fe, videos cortos que nos dejan buenas enseñanzas, películas sobre la vida de los santos, etc. Incluso, para aquellos que sólo quieren escuchar existen infinidad de podcast, reflexiones de varios tipos, música católica, etc.


    En fin, hay muchísimas opciones las que se nos presentan para profundizar en nuestra fe, y en este tiempo, en el que nos hemos hecho más cibernautas, hemos de aprovechar el tiempo y las oportunidades que nos da la tecnología para crecer más en nuestra fe. Así, en la medida en que nosotros nos alimentemos en la fe, podamos compartir con aquellos que no tienen las mismas facilidades que nosotros. Recordemos lo que nos decía San Pablo: “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20, 35).


    Animémonos a darnos una oportunidad para profundizar en nuestra fe. Tal vez ya estamos cansados de pasar largas jornadas frente a una computadora, fatigados de tantas juntas por Zoom, agotados por el desgaste físico que esto conlleva, pero siempre se puede dar un poco más.


    Que el Señor nos conceda la gracia de poder dar un “plus” en nuestro itinerario pascual y nos otorgue la fortaleza para profundizar más en la fe, para que de esta manera podamos mostrar al mundo que “El Señor ha vencido”. No nos dejemos envolver por el mundo, al contrario, que podamos envolver al mundo con el Señor.



Pbro. José Gerardo Moya Soto

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