Sábado XIX semana Tiempo Ordinario
Jos 24, 14-29
Sal 15
Mt, 19, 13-15
Qué significativo ha sido el diálogo que Josué ha establecido con el pueblo de Israel. Los pone contra la espada y la pared. ¿Por qué? Porque se trata de elegir. Pero ¿qué se tiene que elegir? Ni más ni menos a que Dios quieren servir. No es cualquier elección, sino que de esta elección va a depender la totalidad de la vida del pueblo.
Josué anima al pueblo a que elijan como Dios al Señor: “Teman al Señor y sírvanlo con toda la sinceridad de su corazón. Apártense de los dioses a los que sirvieron sus padres y sirven al Señor". Ante aquellas palabras de Josué, el pueblo, acordándose de todo lo que el Señor ha hecho con ellos, comenzando por liberarlos de la esclavitud, hasta hacerlos llegar a la tierra prometida, responden con toda claridad: “Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es nuestro Dios… Nosotros serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios”.
Elegir al Señor no es cosa sencilla y lo podemos ver a lo largo de la Sagrada Escritura. En esta ocasión, deseo emplear solo un ejemplo: Jesús. En su discurso sobre “el pan de vida”, algunos de sus seguidores empiezan a incomodarse, las palabras de Cristo comienzan a parecerles muy absurdas y dejan de seguirlo: “desde entonces muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no andaban con Él” (cfr. Jn 6, 66).
Pero esto no le preocupó a Jesús, sino que mas bien confrontó con valentía a todos aquellos que se quedaron con Él: “¿También ustedes quieren dejarme?” (cfr. Jn 6, 67). Ya todos sabemos la magnifica respuesta que dieron por boca de Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (cfr. Jn 6, 68). Y tú: ¿qué le dices al Señor? ¿Deseas responderle con alegría y seguir eligiéndolo como Dios y Señor de tu vida? La decisión es tuya.
Por otra parte, podríamos preguntarnos: ¿qué ve Jesús en los niños para hablarnos de ellos de esa manera: “porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos”? A mi ver, la nota más sobresaliente de los niños en la ingenuidad y la confianza: ellos creen absolutamente todo lo que sus padres les dicen, no piensan si ellos les mienten o engañan.
Esa misma ingenuidad y confianza la debemos de tener todos nosotros ante lo que Jesús nos ha manifestado de su Padre celestial. Él nos asegura que no es un ser lejano y desinteresado de nosotros. Todo lo contrario, es nuestro Padre, cuida de nosotros y nos ama con amor eterno e incondicional.
Por ello, nosotros, tomando la actitud de los niños, desde la sencillez, desde la confianza hemos de proclamar a Dios como el Rey y Señor de nuestra vida, es decir, como Aquel a quién deseamos seguir, Aquel que pueda dirigir siempre nuestros pasos por el camino de la paz.
Si nosotros decidimos seguir a Dios, hacerlo el centro de nuestra vida, estaremos en buenas manos. De la misma manera en la que los niños confían en sus padres, del mismo modo nosotros confiemos en el Señor y abandonemos toda nuestra vida en sus manos.
Pbro. José Gerardo Moya Soto
Así es SEÑOR AYÚDAME A ABANDONARME EN EN TÍ
ResponderEliminarHOLA PADRE GERA BUEN DÍA