Lunes XVIII semana Tiempo Ordinario
Nm 11, 4-15
Sal 80
Mt, 14, 13-21
Qué difícil tuvo que ser para Moisés lidiar con el pueblo de Israel. ¿Por qué digo esto? Por la actitud que presenta a lo largo de su peregrinar en el desierto. El pueblo constantemente murmura contra Dios y Moisés por las condiciones que tienen que vivir, incluso añorando regresar a la vida que llevaban en Egipto, a pesar de vivir en la esclavitud.
Ciertamente que todos tenemos nuestros momentos de crisis, de desanimo. Tal vez no hasta el grado de desearnos la muerte, como Moisés, pero si al nivel de querer tirar todo lo que hemos obtenido por la borda. En ocasiones, en nuestra vida, se presentan dificultades externas como las del pueblo en el desierto o como la de los discípulos, que no tenían tantos panes para alimentar a la muchedumbre que va siguiendo al Señor.
Otras veces puede que nos suceda lo mismo que Moisés: dejarnos contagiar por el malestar de los demás. ¿Nunca te ha pasado que una persona está enojada por “x” o “y” razón y terminas también tu enojado? ¿No te ha sucedido que alguien está de aguafiestas en alguna reunión, y terminamos frustrados por la manera en la que se está comportando?
Muchas veces terminamos contagiándonos de las actitudes negativas de los otros. Se nos olvida que esos son problemas de los demás y no míos. Nos sumergimos tanto en la problemática de los demás que, incluso, se corre el riesgo de echarlo todo a volar.
Entonces ¿qué es lo que hacemos en esta situación? Es cierto, en el momento es muy difícil tomar la mejor decisión, pero hemos de aprender a pensar con cabeza fría. En Moisés podemos observar un buen ejemplo. Moisés se refugia en la oración, la cual es muy humana y sentida: “¿Por qué tratas mal a tu siervo… por qué me haces cargar con todo este pueblo?... Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo”.
Aunque en esta lectura no se nos da la respuesta a esta suplica, sabemos que Dios escuchó a Moisés, del mismo modo que Jesús ayudó a sus discípulos. Es verdad, Dios se apoya muchas veces en la persona humana para realizar su proyecto salvífico: se apoya de Moisés para liberar al pueblo de la esclavitud; se apoya en sus discípulos para darle de comer a la muchedumbre.
Aunque para el hombre esto pueda ser imposible, para Dios es posible (cfr. Lc 18, 27). El Señor no nos deja solos. Así como elige a aquellas setenta personas sensatas para apoyar a Moisés y resolver las problemáticas del pueblo, del mismo modo en que Jesús multiplico los cinco panes y dos pescados, de la misma manera Dios obra constantemente en nuestra vida, apoyándonos en todo momento, tanto en los buenos, como en los no tan agradables.
Ciertamente las crisis son difíciles, incluso al grado de hacernos pensar que ya no podemos más. Sin embargo, la gracia que el Señor infunde en nuestro corazón por el Espíritu Santo que hemos recibido, nos hace combatir contra ella, haciéndonos vencer toda adversidad por la que estemos pasando.
No caigamos en el error de querer volver a lo que éramos antes de que el Señor nos liberara de la esclavitud. El pueblo añoraba volver a Egipto, aparentemente a una mejor vida de lo que estaban pasando, incluso al grado de renunciar a su libertad. Y ese riesgo sigue siendo actual en nuestros días, querer volver a una vida fuera de Dios, regresando a una vida pecaminosa.
Cuando la crisis aparezca en nuestra vida nos hará tambalear, incluso nos hará pensar que no podemos más y querremos tirar todo a la basura. ¡No caigamos en la trampa! Mejor, adaptemos una postura como la de Moisés y Jesús, que elevaron una oración a Dios para que les ayudara en esos momentos. Estoy seguro de que por medio de la oración se nos iluminará el intelecto, llegándonos ideas y soluciones, o al menos, fuerzas y ánimos para seguir adelante.
Confía; tu oración siempre te iluminará en los momentos de crisis; acércate a Dios y deposita en Él tus preocupaciones por medio de la oración. Ya verás lo que es capaz de hacer el Señor por ti.
Pbro. José Gerardo Moya Soto

Gracias SEÑOR DIOS POR TODAS TUS MARAVILLAS Y POR TODO LO QUE HACES POR NOSOTROS AMÉN
ResponderEliminarGRACIAS PADRE GERA
Bendito u alabado seas por siempre Señor por tus bondades para estos hijos tan necios
ResponderEliminarBendecido día padre