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"Ánimo: el Señor cura tus heridas"

 Jueves de la  XIII semana Tiempo Ordinario


Am 7, 10-17

Sal 18

Mt 9, 1-8



    Dios se vale de muchos medios para llevar su palabra a todo el pueblo. Ahora, el Señor se ha fijado en un hombre, que no era profeta, sino un pastor, un cultivador de higos. En primer lugar, nos debe de quedar muy claro que Dios no llama a gente capacitada, sino que capacita a todo aquel al que llama; lo va iluminando e instruyendo por medio de su Espíritu Santo. 


    Amós comienza a ser perseguido por este rey y sacerdote del templo por que les resulta incomodo el mensaje del profeta. Muchas veces nos encontraremos en estas circunstancias: al predicar el Evangelio de Dios, muchos nos pedirán que nos retiremos, que lo hagamos en el lugar al que pertenecemos, etc.


    Ahora bien, nos debe de quedar bien en claro que nosotros no anunciamos la Buena Nueva por interés, como una forma de ganarnos la vida. Más bien, vamos enseñando el mensaje de Dios porque Él nos ha llamado.


    Es cierto que, si el Señor nos ha llamado, no podemos desobedecerlo. Dios nos vuelve a decir, como al profeta: “ve y profetiza a mi pueblo”. Debemos de cumplir con valentía aquella misión que el Señor me ha confiado. No acobardarnos ante las amenazas o rechazos que recibamos, sino mas bien permanecer confiados en el Señor.


    Por otra parte, el llevar la Buena Nueva de Dios implica movilidad, salud de cuerpo y alma. ¿Qué sucedería si fuéramos paralíticos-inválidos? No podríamos cumplir con lo que el Señor me ha confiado. Es por ello por lo que el Evangelio buscará iluminarnos en este sentido.


    ¿Cuántas veces hemos sido curados de nuestras enfermedades? ¿Cuántas veces Cristo nos ha dicho “ponte de pie y camina”? Todos hemos sufrido (o sufrimos en estos momentos) diferentes parálisis, pero también hemos gozado del alcance de la salvación y fuerza curativa que proceden de Dios por medio de los sacramentos.


    Jesús quiere para sus elegidos plena salud, tanto exterior como interior. Él sabe de lo que uno puede ser capaz cuando se encuentra sano en lo corporal y en lo espiritual. Cristo ha venido a eso, a reconciliarnos con Dios, a darnos el perdón de los pecados.


    Hermanos, tenemos que reaccionar como la gente que veía todo lo que Jesús hacía por los suyos, por los más necesitados. Cristo quiere hacer grandes cosas en nosotros: quiere curarnos de nuestras dolencias físicas y espirituales; nos quiere llenar de su Espíritu Santo para proclamar la Buena Nueva de Dios; quiere que respondamos con generosidad al llamado que hemos realizado… ¿te ánimas a dejarte curar por Jesús?



Pbro. José Gerardo Moya Soto

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