Ir al contenido principal

"Misericordia, Señor"

 Viernes de la  XIV semana Tiempo Ordinario


Os 14, 2-10

Sal 50

Mt 10, 16-23



    Nos situamos en la parte final del libro del profeta Oseas. Qué mejor manera de concluir sus escritos que con un tinte de esperanza y reconciliación. La perícopa que hemos reflexionado es como un guiño a una celebración penitencial donde se muestra a un pueblo arrepentido y a un Dios que perdona.


    La iniciativa es de Dios, que nos ofrece constantemente su reconciliación. Pero también es importante que nosotros volvamos a Él llenos de humildad, reconociendo que hemos fallado, que lo hemos traicionamos.


    El salmo 50 nos muestra como debe de ser la actitud de aquel que se ha alejado de Dios al cometer lo que no es grato a sus ojos: “misericordia, Dios mío, por tu bondad... lava del todo mi delito, limpia mi pecado... oh Dios, crea en mí un corazón puro, devuélveme la alegría de tu salvación”.


    En el fondo de toda reconciliación debe de existir el propósito de enmienda, o sea: romper toda idolatría en nuestra vida, cambiar nuestro corazón, aceptar el amor del Padre, evitar toda fractura en mi relación de hijo con Dios. Esa debe de ser la mayor alegría que se da al encontrarnos con el Señor: que Él “ha encontrado lo que se había perdido” (Cfr. Lc 15, 24).


    Ahora bien, sabemos que este retorno a Jesús se verá envuelto de tentaciones, persecuciones, dificultades. El regresar al camino de Dios, continuar con la misión que nos ha dejado, no es sencillo, ya que habrá muchos que busquen que sucumbamos ante el proyecto de Dios.


    Es por eso que Jesús nos hace conscientes de lo que nos espera. Él sabe que estaremos como "ovejas en medio de lobos". Por ello, nos hace la siguiente recomendación: “sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas”.


    A pesar de todas las adversidades que se puedan dar en nuestra misión, en el regreso a la casa del Padre, Jesús nos invita a confiar plenamente en la ayuda de Dios. Jesucristo sabe que nunca nos dejará solos. Su Espíritu Santo estará a nuestro lado y Él nos dará su luz, su fuerza para poder afrontar las duras pruebas.


    No nos desanimemos en nuestros proyectos; no nos demos por derrotados en nuestra conversión diaria; no permitamos que se abrume el corazón del hombre ante las adversidades por las que pueda estar viviendo. Sigamos anunciando a todo el mundo el amor y la misericordia de Dios: algunas veces con prudencia, otras con sencillez, pero siempre apoyados en el Espíritu de Dios.



Pbro. José Gerardo Moya Soto

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Dios nos hace dignos"

  Sábado XII semana Tiempo Ordinario Gn 18, 1-15 Lc 1 Mt, 8, 5-17      La escena que reflexionamos en la primera lectura es la famosa aparición de Dios a Abraham junto a la encina de Mambré: son tres hombres, pero parece que es sólo uno; son ángeles, pero en algunos momentos del diálogo, parece que es el mismo Dios. Abraham sigue siendo un modelo de fe y ahora, como buen hombre que es, nos muestra cómo debemos de acoger en nosotros la voluntad de Dios.      Hemos de estar atentos a la manera en la que Dios no visita, ya que muchas veces se reviste de lo ordinario o de lo extraordinario. Tenemos que aprender a descubrirlo en las personas, en los acontecimientos que nos suceden, en la misma naturaleza que nos habla de su excelsa gloria, etc.      Por otra parte, llama la atención y parecería que Dios tiene un gusto muy peculiar por elegir, para su obra redentora, personas débiles, a matrimonios ancianos y hasta estériles. Basta...

Una Vida nueva..

Viernes de la octava de Pascua  Hch 4, 1-12 Sal 117 Jn 21, 1-14      ¿Qué le está pasando a Pedro? Parecería que no es el mismo que había llamado Cristo: parece un impostor. ¿Qué no había negado tres veces al Maestro? ¿Qué no le había prometido dar la vida por Él y salió corriendo? Entonces ¿qué mosca le picó? ¿Qué pasó con ese Pedro pecador, frágil, cobarde? Fácil de responder: tuvo un encuentro personal con Jesús resucitado. La Pascua viene a ser un tiempo propicio para que se de ese encuentro con el Resucitado.      Cabria preguntarnos entonces: ¿cómo se dará ese encuentro con el resucitado? En ocasiones nos podemos equivocar si pensamos que Jesús solo se encuentra en los templos o en la intimidad de la oración. Jesús se hace presente en todos los lugares de nuestra vida: trabajo, casa, oficina, escuela, etc.  Jesús sale a nuestro encuentro en cualquier instante de nuestra existencia. No dejemos que este tiempo de gracia pa...

Renovémonos

Lunes de la segunda semana de Pascua Hch 4, 23-31 Sal 2 Jn 3, 1-8     Todo camino comienza con el primer paso y para poder llegar al destino que se tiene en mente, es necesario tener determinación. Pues eso es lo que podemos ver en Nicodemo al salir de noche al encuentro de Jesús y hacer tan hermosa afirmación: “Maestro, sabemos que tú has venido de Dios…nadie puede hacer los signos que Tú haces, si Dios no está contigo”.       Es evidente que todo itinerario de fe empieza con disponibilidad. Sí, es cierto, Nicodemo tenía disponibilidad, pero todavía estaba muy lejos de captar el misterio de la persona de Jesús y por ende de comprender su doctrina sobre el nuevo nacimiento. Cristo desbarata la lógica humana del fariseo y lo introduce en el misterio del Reino de Dios.      Esto que hemos visto anteriormente surge cuando el hombre renace del agua y del Espíritu. Solo así podemos entender el misterio del Reino de Dios, volvi...