Sábado de la segunda semana de Pascua Hch 6, 1-7 Sal 32 Jn 6, 16-21 Ante las dificultades que se presentan en nuestra vida, ¿cómo tendemos a reaccionar? Esta pregunta nos la podríamos formular todos los días. Probablemente el miedo sea la primera reacción más notable ante el oleaje encrespado de las dificultades. Esta suele darse de una manera espontánea, casi inevitable. Ante el peligro inminente, nos asustamos o acobardamos. Nos sentimos vulnerables ante los embates que se presentan en nuestra vida y muchas veces salimos corriendo para refugiarnos. Al presentarse estas situaciones nos puede abatir la desesperanza, abandonando todo esfuerzo para seguir nuestro caminar. Es normal que el temor esté en medio de nuestra humanidad, pero tengamos cuidado de no hacer elecciones o proyectos desde el temor, ya que el miedo y el pánico paraliza al cuerpo y embota la inteligencia. Cuando un tiene miedo, no ve con clarida...
Reflexiones diarias