Viernes de la XVII semana Tiempo Ordinario Jr 26, 1-9 Sal 68 Mt 13, 54-58 Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos tenido la experiencia de ser corregidos por otro, ya sea para perfeccionar alguna acción que hayamos realizado o simplemente porque lo hemos hecho mal. En ocasiones esta corrección se toma de buena manera: “gracias por tu observación. Me esforzaré más la próxima vez”. Otras veces se toma de mala manera: “¿Quién eres tú para decirme que me he equivocado?; no me tienes que venir a decir cómo se hacen las cosas; lo que pasa es que me tienes celos”. La corrección fraterna debe de ser un acto de caridad para con el otro, no una humillación o denigración de la persona. Es cierto, nos cuesta trabajo aceptar lo que el otro nos dice, ya que no sabemos cuales son sus intenciones con aquella aportación. Pero si lo vemos más por el lado positivo, si lo vemos como una oportunidad de ser mejores, aún con las malas intenciones qu...
Reflexiones diarias