Sábado de la XXX semana Tiempo Ordinario Flp 1, 18-26 Sal 41 Lc 14, 1. 7-11 Pablo, al escribir esta carta, se encontraba prisionero. No sabe cómo terminará: incluso es consciente de que puede morir. Aún con esta posibilidad latente, nos muestra toda la disposición que tiene por llevar a cabo su misión: él quiere colaborar hasta el último momento en la predicación de la Buena Nueva. Al Apóstol no le importa mucho lo que pueda venir, con tal de anunciar a Cristo resucitado. Eso para él es la mayor alegría: tanto si vive o muere, “Cristo será glorificado en su cuerpo, sea por su vida o por su muerte”. Es admirable y sorprendente la convicción de este gran hombre y predicador: toda su vida está absolutamente orientada a dar a conocer a Cristo Jesús. Esto nos debe de interpelarnos a todos: ¿estamos dispuestos a vivir o morir por el bien de los demás? ¿Tenemos plena disposición para llevar a cabo nuestra misión...
Reflexiones diarias